La Semana Santa 2022 con Gonzalo Martín, párroco del Carmen de Benalmádena Costa
Cansados estamos de escuchar la frase: Vive la vida que son cuatro días.
Pues hoy lo podemos decir con más razón y una razón, de la que las mujeres, fueron las primeras en testimoniarlo. Viva la Vida ¡Sí! La Vida que empezó en aquél primer día de la Resurrección, ese gran prodigio de amor que celebramos en la Vigilia Pascual: La Resurrección.
En la cruz, Dios nos demostró la grandeza de su corazón. Y con la Resurrección experimentamos el gozo de sentirnos amados y salvados. ¡Aleluya! Cristo ha Resucitado.
Desde la Cruz nos adentramos en la verdadera luz, aunque antes tengamos que pasar por el trance de la oscuridad, de la muerte.
Los sufrimientos nos pueden desanimar, pero sabemos que la sombra de la Cruz se transforma en esta noche Santa, en un rayo luminoso que nos dispara hacia la eternidad.
Así podemos comprender que seguir a Jesús, no es sólo cuestión de fe: ¡es que merece la pena! Y merece la pena porque nos va la vida en ello. Una vida regalada. En la noche Santa de la Vigilia Pascual, y en el Domingo de Resurrección celebramos que nuestra vida tiene visos de inmortalidad.
No nos podemos quedar en la oscuridad y tristeza de los Viernes Santos de nuestra existencia. Dios merece mucho más. Nos prepara y dirige hacia el júbilo, hacia la fiesta ya preparada. Pasamos del llanto y el luto, a la gratitud y a alegría, porque ¡verdaderamente, Cristo ha Resucitado! ¡Viva la vida, Hermanos!
Resucitó y resucitaremos con Él. Venció a la oscuridad y nos llena de luz.
Esta es la gran noticia que no veremos en los telediarios, porque ahí sólo nos dicen noticias de Viernes Santos: crisis, daños, mala economía, desigualdades, desastres, muertes, guerras…
Y es que, en esta Noche Santa, el Señor, la puerta de la VIDA la abre para todo el que crea y espere, para todo el que, con fe, viva como hijo de la luz del día, para todo el que, con esperanza, camine sembrando de ilusión y de fraternidad los senderos de esta humanidad.
¡Feliz Pascua de Resurrección! ¡Es el trofeo después de tanto llanto, fidelidad, pasión y muerte! ¡Gracias, por todo eso, Jesús! ¡Tu triunfo es una victoria descomunal para nosotros! ¡ALELUYA! ¡Ha Resucitado! Resucitemos con Él.
Estamos llamados a ser vida en medio de tanta muerte, a impregnar esperanza en medio de tanto llanto, a pregonar a Jesús, tantas veces silenciado. Igual que aquellas primeras mujeres, tenemos que ser capaces de expandir a los cuatro vientos que, Jesús no está muerto, que ha Resucitado y vive en cada uno de nuestros hermanos.
¡VIVA LA VIDA QUE NOS TRAE JESUS!
Por eso, no lo olvides: ¡Vive la Vida! La Vida nueva del Señor Resucitado.
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