Los puntos de vista contradictorios en relación a la nueva concepción del Tívoli vienen a decir que las cosas no están claras. Metros más, metros menos, lo cierto es que el Tívoli ha parido tras estos cinco años de gestación obligada y nos trae de regalo dos hoteles nuevos, uno respetable de doscientas habitaciones y otro menor del que no se ha dicho nada. Y además un centro comercial nuevo de la nada despreciable entidad de casi sesenta mil metros cuadrados del que tampoco se ha dicho apenas nada.
Este triple alumbramiento sí que es realmente importante, y no solo por su volumen, también por las consecuencias previsibles que van a tener sobre Benalmádena, en primer lugar sobre el comercio y el “bebercio” de todo Arroyo de la Miel que tendrá que configurarse y reinventarse de nuevo para no perecer ante esta ahogante riada inopinada que se le viene encima.
En segundo lugar sobre el gremio hotelero ante un nuevo competidor que parece venir dotado de armas privilegiadas de cara a las futuras temporadas. Ambos hoteles suponen evidentemente un aumento importante del número de visitantes y una mayor rivalidad aún en la adquisición de bienes de consumo. No voy a considerar las necesidades de abastecimiento, ni las higiénicas que se suponen previamente pensadas y resueltas pese a que nadie las ha mencionado. Pero ¿por dónde se va a entrar y salir del aparcamiento de Pueblo Sol, cuya utilidad acabamos de descubrir, sin que se produzca un masivo embotellamiento?, ¿cómo se van a facilitar los accesos y utilización del tren de cercanías ya saturado?
En tercer, lugar y nada despreciable, sobre la movilidad y los desplazamientos en los quehaceres habituales de los censados en el municipio, y de lo que nadie ha dicho tampoco nada siendo, como lo es, importante en un lugar veraniego que tan solo ha comenzado a dejar de ser apacible.
Sobre el Tívoli en sí, origen y centro de toda esta explosión, no sé qué decir, ni si es importante que tenga más o menos extensión porque será distinto, muy distinto, del que disfrutamos y recordamos cuando éramos niños o cuando traíamos de la mano a nuestros hijos porque seguirá siendo, solo eso, un recuerdo entrañable.
En definitiva, todo este proyecto que veremos desarrollarse en breve va a trastornar completamente Benalmádena y es necesario que con ello no se altere, sino que se mejore su calidad de vida sin necesidad de que tengamos que irnos a vivir a un sitio más asequible según las recomendaciones del alcalde De la Torre, aún no asumidas, que sepamos, por nuestro alcalde.
Jesús Lobillo Ríos (Benalmádena)
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