El joven benalmadense Álvaro Majada forma parte de la expedición Vuelta al Mundo 2022, que conmemora la circunnavegación de Magallanes- Elcano. Recorrerán durante 22 días España y Portugal y en los próximos años continuarán las expediciones con otros jóvenes hasta completar la vuelta al mundo. Majada, de 18 años de edad, ha tenido a bien compartir con Benalmádena su diario y hacernos partícipes de esta emocionante aventura.
Noveno día de aventura: 29 de julio de 2022
Esta vez me levanté de los últimos. Recogí un poco todo y me fui a duchar, me vestí y nos fuimos a desayunar: un colacao, unos buenos cereales y cuatro tostadas con mantequilla. Esta mañana nos dirigimos en autobús hacia Lugo en un viaje de cinco horas haciendo una parada de media hora.
Sobre la una llegamos al sitio: una iglesia en un pueblo minúsculo. Allí empezamos la caminata. Durante las primeras tres horas estuvimos hablando con Lucía Botella sobre nuestras familias, amigos, viajes y cantamos algunas canciones, yendo más rápido que los demás. Por cierto, desde que me enteré de que Lucía estuvo toda la vida en un colegio internacional ahora mantenemos muchas de las conversaciones en inglés. Paramos a comer unos bocadillos debajo de unos árboles, nos sacamos unas fotos y continuamos la caminata.
En las siguientes tres horas hasta el final del trayecto fui cambiando de personas para hablar. Las vistas eran preciosas, muy variadas. Intenté hablar con todos, hacer fotos con la cámara porque el móvil no lo tenía y fijarme en el paisaje, todo al mismo tiempo. A falta de una hora para llegar le pedí a Clara sus gafas y me las dejó. Seguí caminando con otro grupo y de repente me dicen que Clara se fue para atrás porque creyó que había perdido las gafas. Increíble que no se acordara que me las dio a mí… Encima al llegar me echó la culpa…
Cuando llegamos al pueblo donde íbamos a dormir estábamos todos hechos polvo, casi arrastrándonos por el suelo. Había gente incluso con ampollas, yo por suerte no tuve. Lo más alucinante es que dormimos en un monasterio gigante y espectacular. Se llamaba no sé qué de Samos en Lugo. Un sacerdote nos hizo una visita guiada muy corta del monasterio pues sabía que estábamos destrozados.
Después fuimos a cenar a un restaurante del pueblo y la verdad es que como siempre la comida estaba buenísima. Los que tenía alrededor alucinaron de todo lo que comí. Y es que, debo de admitir que comí una barbaridad.
Al terminar la cena salimos y ya era de noche. De pronto me empezó a doler el tobillo izquierdo. Puede ser un esguince pero parece más leve. Llegamos de vuelta al monasterio y de noche era otra cosa. La mayoría estaba aterrorizada. A mí me dolía y me sigue doliendo el tobillo… El monasterio tiene dos pasillos infinitos con habitaciones muy pobres a la izquierda. Nos repartimos pues eran habitaciones de dos, tres o cuatro personas. Empezamos a imaginar qué nos podría pasar esa noche pues el monasterio en general daba mucho miedo. También hablamos de que estábamos enfadados con la organización porque llevamos dos días sin móvil. Mañana vamos a hablar seriamente con Jesús Luna porque no nos parece normal no poder hablar ni siquiera con nuestros padres ni decirles “buenas noches” al menos.
Ahora mismo estoy tirado en la cama, entre las camas de Clara y de Lucía, que ya están dormidas. Tengo una linterna frontal en la cabeza para poder escribir antes de quedarme dormido. Mañana seguiremos con otra ruta del Camino. Espero estar bien del tobillo y no tener molestias.
Décimo día de aventura: 30 de julio de 2022
No me lo esperaba. Esta noche ha sido la que más he dormido. Unas seis horas en total. Tarde muy poco en ir a desayunar ya que utilicé el saco y solo tenía que vestirme y lavarme. El desayuno estaba buenísimo. Comí una tostada con aceite, queso y jamón, un donut, un cuenco de cereales y tres colacaos calientes. La verdad es que creo que el desayuno fue fundamental para estar bien durante la caminata.
La ruta fue parecida a la de ayer, mismo clima, mismo cansancio, aunque la ruta fue algo más corta. Hablé con distintas personas y también cantamos.
Hubo unos minutos en los que me quedé con Manu (para mí el mejor monitor) ya que tenía música puesta en el móvil. Hace mucho que no escucho mi música ya que no tenemos los móviles y es algo en lo que pienso diariamente. Al terminar los 18 kilómetros, dos menos que ayer, nos recogió el autobús en un pueblo llamado Sarria . El conductor nos llevó a una casa rural a cuarenta minutos del pueblo donde aproveché para echarme una siesta al lado de Lucía. Cuando llegamos a la casa nos acogieron los dueños y nos dieron una hora libre para comer y dormir tranquilamente. Nos ofrecieron también una empanada gallega auténtica.
Luego hubo una ronda de preguntas y respuestas hacia la señora. Resulta que esa familia vive prácticamente sin electricidad para ser más sostenible. Nos explicó cómo vive ella, que es lo que hace en el día a día… Fue muy interesante y aprendí bastante. Al terminar la charla nos fuimos a un descampado detrás de la casa a jugar y estuvimos una hora más hablando, viendo la naturaleza… Sobre las seis y media nos dirigimos a Santiago. Nos organizamos un poco para ver qué llevar en la mochila y nos dieron la llave de la habitación. Vaya pasada de habitaciones. Parecen el camarote de un barco. Camas de matrimonio para cada uno, mesas para escribir y un cuarto de baño simple.
Fuimos a cenar todos juntos y nos pusieron un plato de salsa con pollo y arroz, empanada gallega de atún y de postre tarta de Santiago. Pues repetí arroz con pollo y cuatro cuadrados de empanada… Jader y Clara, que los tenía a cada lado, se quedaban flipados. De once a doce por fin nos dieron los móviles y aproveché para hablar con la familia y ver las fotos del viaje. Mañana madrugamos y a las siete salimos hacia Porto.
Undécimo día de la aventura: 31 de julio de 2022
Qué bien he dormido hoy. No me desperté ni una sola vez en toda la noche. Antes de ir a desayunar (no fue tan bueno como el de ayer) me duché para estar fresquito. Justo antes de salir de la residencia para ir al centro de Santiago vinieron periodistas de la televisión de Galicia a entrevistarnos. A las seis mi tía de Ourense me dijo que salimos en la tele. También hemos salido en el ABC…
Empezamos la caminata cantando y la terminamos hablando. La mayoría del trayecto fue por la ciudad de Santiago. Era todo precioso. Llegamos a la plaza de la catedral de Santiago corriendo con todas las banderas. Hicimos muchas fotos y videos para la cuenta de la vuelta al mundo (@proyecto.vam) y para nosotros. Después entramos en la Catedral de Santiago, la cual me impresionó mucho. Entonces entregaron los móviles ya que había tiempo libre de doce a tres. Durante ese tiempo fui con mi grupo a un bar a tomar algo. Fue uno de los mejores momentos del viaje hasta ahora. Nos echamos unas risas. Entonces pasaron por la calle en la que estábamos unos gaiteros y me di en el tobillo derecho con un pivote que había en medio de la calle y me caí. Tengo el pie vendado y un moratón en los lumbares, en los nudillos y en el codo. Aunque se preocuparon mucho por mí, el médico me atendió y no es tan grave como parecía. Voy ahora cojeando un poco, pero en unos días estaré curado. Pecker me grabó un reportaje para la redes sociales lo que me pareció muy gracioso.
En este momento estoy en mi esterilla, fuera en el jardín. Me acabo de tomar un paracetamol y espero dormir bien esta noche totalmente en silencio.
Duodécimo día de aventura: 1 de agosto de 2022
Al final me dormí a las 3 y media porque me quedé hablando con Javi. A las siete y media Jesús Luna nos despertó. El amanecer era muy bonito por lo que me quedé un rato mirándolo. Al ir a preparar las mochilas me tomé un paracetamol porque todavía tengo dolor. Nos fuimos a la playa de Porto a caminar por la orilla y luego a recoger la basura de por allí. Durante todo el paseo fui con Juanfran ya que va al mismo ritmo que yo porque tiene ampollas y yo estoy lesionado.
Fuimos a un edificio llamado CEIIA que es una empresa que se basa en la construcción de nuevos vehículos futurísticos. Vimos un poco de todo. El director de la empresa nos hizo de guía durante la visita. Nos comentó que había muchos nuevos inventos y en qué trabajaban cada una de las personas de la oficina. Fue bastante interesante y curioso.
Tras una hora y media allí nos montamos en el autobús rumbo a Lisboa. El conductor nos dejó junto al monumento a los descubridores. Paramos a comer a las tres y media de la tarde en un mirador al lado del monumento. Después nos fuimos todos a ver la Torre de Belem donde me recodó cuando me saqué allí mismo una foto en 2019 y volví a hacerme otra foto justo en el mismo sitio.
Luego el autobús nos llevó al lugar donde íbamos a dormir, un teatro, el primer en todo Lisboa, situado en la calle principal donde están todas las tiendas de lujo. Al llegar nos dieron un pequeño concierto unos músicos que cantan y tocan fados (la música típica en Portugal). Luego cenamos allí en la sala de comida del teatro, bacalao (típico en Lisboa), un plato de arroz con conejo y pasteis de Belem. Me llevé unos cuatro pasteis para meterlos en la mochila y comerlos mañana cuando me entre hambre.
Ya después de cenar nos fuimos todos a pasear por el centro de Lisboa. Pasamos por la mítica tienda de sardinas en la que, depende del año en el que naciste te sale en la lata de sardinas un mensaje u otro. Luego nos paramos en una tienda de souvenirs y Juanfran y yo compramos unas camisetas. Estuvimos todo el día hablando en portugués chorra y la gente estaba hasta las narices de nosotros, que nos partíamos de risa. Cada vez que decíamos algo, la risa estaba asegurada. Juanfran y yo hemos acordado que cuando nos vayamos de Portugal ya nos hablamos más así, por lo que mañana se acabarán las chorradas. Lo último que hicimos antes de volver al teatro fue pasar por la plaza del Comercio donde nos sacamos una foto con las banderas y después la mayoría de nosotros decidimos formar un círculo y decir “nombre” hazte un paso y esa persona tenía que entrar al centro y hacer un baile corto. Vaya ambiente que había entre nosotros y eso que no teníamos ni música…
Estuvimos gritando todo el rato pero sobre todo cuando el jefe Jesús Luna se metió en medio y se puso a bailar. No nos lo podíamos creer… ¡Jesús Luna bailando! Fue increíble.
Finalmente nos fuimos al teatro entre risas y ya son casi las dos de la madrugada y estoy en un camerino, donde se maquillan los actores. Estoy sentado en frente de un espejo larguísimo con una luz encendida y el resto ya está durmiendo. Somos seis en la habitación o camerino, yo soy el único chico pero bueno, no pasa nada.
Decimotercero día de la aventura: 2 de agosto de 2022
Al final me acosté a las dos y media, pero me dormí en seguida. Esta mañana, como siempre, Jesús nos levantó con la canción “cuando te digo chino, chino, chino del alma”… Tardé unos diez minutos en levantarme. Cuando me duché y ya tenía todo listo, decidí ponerme la camiseta de Portugal e ir a bromear a la habitación de Juanfran. Dio la casualidad de que me lo encontré en el pasillo y él también llevaba la misma camiseta porque venía a mi habitación con la misma idea. Nos partimos de la risa. Fuimos a desayunar y había tostadas con jamón y queso, pasteis de Belem y café con leche.
Luego nos montamos en el autobús y nos dirigimos hacía Alcántara (Badajoz), en un viaje de cinco horas. A las dos horas paramos y aproveché para ir al baño y comprar un batido de chocolate recién sacado de la nevera que no veas como me sentó. ¡Cómo lo necesitaba! Se me hizo eterno el viaje hasta llegar a España, parecía que Portugal era infinito ya que todos los carteles estaban en portugués.
Cuando llegamos a Alcántara nos paramos para entrar andando en la ciudad por un puente que se sitúa encima de un río. Hemos venido a Alcántara porque uno de los que sobrevivieron junto con Elcano, que se llamaba Fernando de Bustamante y era el barbero de la expedición era de este pueblo de Extremadura.
Cuando descargamos las mochilas en el pabellón nos fuimos al Santuario de San Agustín y luego nos dieron una charla. A mi juicio, fue una de las más interesantes. La mujer que nos habló había encontrado muchos datos sobre la expedición de Magallanes y Elcano. Nos contó que lleva 30 años investigando y que le apasiona. La verdad es que se nota. Nos explicó como Fernando de Bustamante tuvo un papel muy importante en la ruta, las especies que se encontraron, todo sobre la vuelta al mundo en general… y es un tema que me fascina. Creo que fui el más interesado. Realice cinco preguntas acerca del tema, anoté toda la información y presté muchísima atención. No veas la de cosas que he aprendido en solo una hora y cuarto…
Después fuimos a un sitio espectacular para comer. El edificio donde comimos alberga maquinas antiguas para la demolición de harina. Sobre las siete fuimos a la piscina municipal del pueblo ya que hacían unos 40 grados. No pude disfrutar de este momento como hubiera querido debido a la herida del pie, que me escuece. Aun así hice unos largos con Lucía, nadadora profesional y ¡Le gané!
Mientras me secaba, Laura, la monitora, me curó la herida. Para la cena comimos todos de pie en el jardín de la piscina. En cuatro mesas grandes separadas pusieron queso, chorizo, salchichón, patatas y pan, y fuimos cogiendo. Sin duda fui el que más comió… Después jugamos un rato y antes de irnos al pabellón a dormir, una persona local nos ofreció una visita nocturna por el pueblo. ¡Qué pueblo más bonito! Había calles muy diferentes, catedrales medio derruidas, unas columnas romanas y había un mirador donde se podía apreciar las maravillosas vistas del puente que caracteriza Alcántara. Ya pasamos por encima andando al llegar, pero verlo de noche con las luces iluminado era diferente. Es un puente de la época de los romanos. El Tajo pasa por debajo. Tuve la suerte de ver una estrella fugaz cruzando por el espacio entre las demás estrellas. Entonces aproveché para pedir un deseo…Pude observar una constelación por primera vez: la de la Osa Mayor. Entre la estrella fugaz, la Osa Mayor y las vistas que había en general del cielo y del puente, ¡vaya noche más bonita y buena que tuve!
Finalmente nos dirigimos hacia el pabellón a las doce y media de la noche. Me lavé los dientes, me coloqué en mi esterilla junto a los demás de mi grupo y ahora estoy escribiendo, sudando, a punto de irme a dormir, que ya es muy tarde.
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