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Cómo celebraba Benalmádena las fiestas en honor a la Virgen de la Cruz hace casi 100 años

Acabamos de vivir en Benalmádena pueblo una nueva edición de la Feria de la Virgen de la Cruz con su programa de conciertos, concursos y actividades para todas las edades y cuyo balance político, seguro que como cada año, es «excelente y muy positivo». Pero, ¿cómo celebraban los benalmadenses esta popular fiesta hace casi cien años?

Gracias a unos programas de los años 1928 y 1929, custodiados en el fondo local de la biblioteca pública Arroyo de la Miel podemos descubrir cómo recibía todos los honores hace casi un siglo la Virgen de la Cruz. Vamos a ello.

Los rostros del regidor del municipio J. Manuel Ortiz González y del presidente de la Junta de Festejos, José Angulo Camacho, junto a la imagen de la Virgen, por supuesto, y algunas fotografías del pueblo, ilustran el programa de mano más antiguo, en el que predominan los azules y rojos en la tipografía.

El 14 de agosto de 1928, a las 19.00 horas, las fiestas en honor a la Patrona daban el pistoletazo de salida, nunca mejor dicho, con una traca, cohetes, palma reales y “repartiendo pan a los pobres”.

A las diez de la noche, se celebraba el baile ruleta en la caseta construida a tal efecto en la plaza de Ortiz González –de la que incluyen fotografía y que actualmente conocemos como la plaza de Andalucía- y, según se destaca en el programa, ese año “hubo importantes premios”.

Al día siguiente, a las siete de la mañana tocaba diana la banda de música -que amenizaba todos los actos durante esos días festivos- y a las diez, empezaban los actos religiosos. Resaltan que el panegírico -el sermón- corre a cargo de un “elocuente orador sagrado”, y aunque no aparece su nombre, en el programa del año siguiente sí se menciona al cura Rafael Albarrán Pernia, por lo que deducimos que sería el mismo.

Por la tarde, llegaban las citas más festivas con la carrera de cintas, que aún hoy se sigue conservando. Eso sí, hace 95 años era solo en bicicleta.

Ya de noche, cuando el calor da una pequeña tregua, se celebraba la procesión de la Virgen de la Cruz por las principales calles de la villa y la festividad concluía ese segundo día en la plaza de Ortiz González con el baile ruleta -parece ser, según los testimonios a los que hemos podido acceder consistía en un baile por parejas en círculo, cuyos bailarines iban intercambiándose, muy popular en la época pues también lo hemos localizado en otros programas de los años 40 de la feria de Málaga-.

El 16 de agosto de 1928, los benalmadenses despedían las fiestas con un concierto en la plaza Alfonso XII, bonitas y variadas cucañas, fuegos artificiales en el Llano de Cuatro Ojos y, por supuesto con el curioso baile ruleta.

El regidor aprovechó aquel programa de mano de las fiestas en honor a la Virgen de la Cruz para avisar a los vecinos que el 15 de agosto se inauguraba la carretera de Málaga a Mijas y que desde ese día ya se podía transitar por el vial en “cualquier vehículo”.

Al año siguiente, en 1929, el programa varía poco tanto en diseño como en contenido. Reutiliza las imágenes de la Virgen y de los dos rincones de Benalmádena, aunque prescinde de las de los regidores municipales, y apuesta por un diseño en verde y rojo incluyendo tonos degradados en la portada para la tipografía.

Como decíamos, la agenda es similar a la del año anterior con la salvedad de que se incorporan tres nuevas actividades, como la elevación de globos y fantoches, las carreras de cintas además de en bicicleta también son a caballo ese año y lo que más destaca es, el último día, la celebración de la Fiesta del Fandango.

Según reza en el programa, daba comienzo a la una de al madrugada y los participantes -en pareja o en solitario- lograrían “importantes regalos”. En aquel entonces, el alcalde también aprovechaba el folleto para anunciar que los días de feria de Benalmádena, la empresa de automóviles que hacía el trayecto desde Málaga había previsto un servicio especial para facilitar el disfrute de la fiesta por parte de los vecinos de municipios aledaños.

Como ven, la feria en honor de la Virgen de la Cruz ha conservado muchas de sus tradiciones y también ha evolucionado adaptándose a los nuevos tiempos y a las fórmulas de ocio más actuales, pero no ha perdido, en ningún caso, su génesis, que no es otro que el cariño y devoción de Benalmádena por su Virgen de la Cruz.

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