Los contenedores parecen haberse apoderado de Benalmádena. Tanto los inservibles, que ocupan parte de su monte a la espera de que se subsanen fallos en el contrato con la empresa encargada del servicio, como los nuevos que, de pronto, han llegado a cuatriplicar su número en algunas céntricas vías del municipio. Y eso que aun faltan por instalar 200 contenedores marrones, destinados al depósito de residuos orgánicos de origen alimentario y de cocina, y residuos vegetales.
El PSOE ha denunciado la decisión del Gobierno local de Benalmádena de agrupar hasta casi una decena de contenedores en una misma calle. Una medida que, a juicio de los socialistas, además de restar visibilidad a los negocios locales y “afectar a la estética urbana, elimina espacios públicos y plazas de aparcamiento tan necesarias en nuestro municipio”.
El líder de la oposición, el socialista Víctor Navas, ha manifestado la sospecha de su partido de que este repentino cúmulo de baterías de contenedores, incluso junto a islas ecológicas, pudiera enmascarar una reducción de la frecuencia en la recogida de basura, a no ser que se trate, “simplemente, de un ejemplo más de la falta de planificación del Gobierno de Juan Antonio Lara”.
La realidad es que las críticas vecinales por el cúmulo de basura y enseres en los tres núcleos poblacionales de Benalmádena han sido una constante durante los meses estivales. Una situación que ha coincido con la llegada de la nueva empresa adjudicataria, -la UTE conformada por FCC Medio Ambiente, S.A.U. y FCC Equal CEE Andalucía, SL-, que ha sustituido a Urbaser y que presta desde mayo de 2024, el servicio gestión de recogida y tratamiento de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) y la limpieza viaria en Benalmádena. El contrato con la nueva adjudicataria se prologará durante un periodo de 10 años y percibirá un importe de más de ocho millones anuales.
