El joven benalmadense Álvaro Majada forma parte de la expedición Vuelta al Mundo 2022, que conmemora la circunnavegación de Magallanes- Elcano. Recorrerán durante 22 días España y Portugal y en los próximos años continuarán las expediciones con otros jóvenes hasta completar la vuelta al mundo. Majada, de 18 años de edad, ha tenido a bien compartir con Benalmádena su diario y hacernos partícipes de esta emocionante aventura.
Cuarto día de aventura: 24 de Julio de 2022
El día de hoy fue un día muy completo. Después de desayunar y prepararnos, hicimos unos veinte minutos de aerobic, botes energéticos para despertarnos un poco.
El primer lugar que visitamos fue un museo que tiene mucho que ver con este proyecto de la vuelta al mundo: el Museo Naval. Aparte de muchas representaciones, barcos, cuadros y armas que se utilizaban en el siglo XVI, pudimos apreciar el primer mapamundi que se creó, hecho por Juan de la Cosa. Estuvimos dos horas en el museo aproximadamente y luego una hora en el Real Jardín Botánico de Madrid, donde vimos árboles de distintas parte del mundo, plantas tropicales y bonsáis.
Para comer, nos dieron allí unos bocatas de jamón. Luego nos montamos en el autobús y tiramos hacia Valladolid. Visitamos la casa en la que nació Felipe II. Vino el alcalde de Valladolid, quien nos explicó todo sobre ello.
Entramos en el ayuntamiento y nos sentamos en las sillas de los políticos y nos hicimos fotos con las banderas. Cogimos otra vez el autobús y nos fuimos hacia Medina del Río Seco, al norte de Valladolid.
Es uno de los pueblos más antiguos de España. El alcalde nos contó muchos datos interesantes como, por ejemplo, que allí se celebró el primer triatlón de España. Después, uno de los guías nos dio una vuelta en el barco de cincuenta plazas por el canal de ese pueblo. Nos explicó que, antiguamente, cuando no había motor, las mulas eran las encargadas de tirar del barco para llevar las mercancías o personas de una punta a otra del canal.
Sobre las ocho nos dirigimos hacia el convento donde vamos a dormir. En este pueblo donde estoy ahora, llamado Santervás de Campo, nos estaban esperando en la entrada del pueblo expedicionarios de años anteriores. ¡Nos recibieron con aplausos!. Conversamos, hablamos sobre de dónde éramos y ya nos fuimos todos juntos al convento, donde se hizo una obra teatral sobre el Camino de Santiago. Se me hizo eterno porque eran las once y todavía no habíamos cenado, pero aun así me gustó.
Después de la cena, con música y buen ambiente, hicimos todos juntos una fiesta. Me imagino que una de las pocas que habrá en toda la expedición. Duró unos cuarenta minutos. Música que me gustaba y un ambiente espectacular. Al irme a dormir había perdido completamente la voz, pero creo que mereció la pena.
Quinto día de aventura: 25 de julio de 2022
Esta mañana nos despertaron con prisa como la mañana anterior. Nada más desayunar nos quitaron los móviles hasta la hora de cenar, así que no pude sacar ni una foto en todo el día.
Sobre las nueve, hablamos con un señor de 91 años. Nos comentó cómo había cambiado la maquinaria del campo en las últimas décadas. Este señor ha estado trabajando en el campo toda su vida. Nos contó cómo se recolectaba el huerto con la maquinaria de antes y muchas cosas interesantes. Nada más terminar nos llevó a su huerto para que viésemos que era lo que tenía y con qué trabajaba. Al salir del huerto anduvimos hacía una fábrica donde se hacía y se formaba la paja.
El director de la empresa nos explicó cómo funciona todo el proceso y cómo envían la paja hacia Emiratos Árabes. En la parte de fuera de la fábrica había un tractor con un remolque gigante detrás. Yo ya intuía que nos íbamos a montar en el momento en el que nos dirigimos hacia el… Lo que no esperaba es que la ruta fuera a ser tan larga. Fuimos por medio del campo, sentados encima de cubas de paja. Durante esa hora que estuvimos allí sentados, con todo el sol, la mitad del tiempo aprovechamos para cantar y me lo pasé bastante bien.
Llegamos al encuentro de los demás, sudados y con paja dentro de zapatos y calcetines y lo que hicimos fue mojarnos con la manguera para refrescarnos, cosa que nos vino muy bien porque ya llevamos dos días sin ducharnos. Después nos secamos al sol. Más tarde comimos paella, que estaba bastante buena. Intenté echar una siesta, pero no pude por las moscas.
A las cinco en punto nos dirigimos a una visita guiada a la iglesia de aquí: Iglesia de Santervás del Campo, donde Jesús Luna y dos señoras del municipio nos hablaron del pueblo y sobre qué se puede hacer para que más gente pase por la zona y así ayudar al pueblo.
Por otro lado, me cuesta conectar con los iberoamericanos porque no hablan mucho y son mucho más reservados que nosotros. Tampoco participan con nosotros cuando cantamos en el autobús incluso cuando cantamos canciones latinas… aun así mi grupo y yo seguimos intentando hablar con ellos.
Sobre las ocho de la noche nos pusimos manos a la obra para plantar árboles en parejas. Me uní con Jeapti. Utilizamos una manguera y una pala para cavar. Nada más terminar nos fuimos directos a ver un centro de explotación de caballos. Ya después de cenar nos dejaron los móviles media hora solamente por lo que no me dio tiempo de contestar a todos los mensajes…
Sexto día de aventura: 26 de julio de 2022
Al despertarme esta mañana habría unos doce grados, por lo que tenía bastante frío, como todos… Justo antes de irnos a dormir mi grupo y yo lloramos de risa escuchando a la gente roncar, hasta que llegó la monitora a llamarnos la atención.
Sobre las siete nos montamos en el autobús para tirar hacia Pamplona. Nos paramos casi en la frontera de Navarra y Castilla y León para ir al servicio. Nada más llegar a Pamplona entramos en el planetarium. Los guías nos hablaron del viaje que hizo Magallanes, los intercambios que hicieron con los extranjeros y la forma que tenían los barcos de entonces. Además también vimos un video sobre la antigüedad (hubo quien se quedó dormido).
Después nos montamos en el autobús para ir hacia los Pirineos y en medio de la ruta, en un sitio al borde de un lago celeste rodeado de pinos se nos pinchó una rueda, por lo que aprovechamos para comer allí unos bocatas.
Tuvo que venir la Guardia Civil para ayudar con el cambio de rueda. Cuando la arreglaron, pusimos rumbo a las montañas. Cuando llegamos jugamos en equipos de cuatro a una actividad de orientación por el bosque. Terminé muy sudado…
Nos fuimos a cenar a un refugio de ski y luego, directos a dejar las cosas en las habitaciones. Por cierto, voy a dormir con todo mi grupo en una habitación de nueve. Después salimos un grupo a pasear por la noche entre el frío y el viento, viendo las cantidades de estrellas que iluminaban el cielo. Era espectacular y único estar allí, rodeado de enormes montañas. Os tengo que contar que también había varias vacas paseando por los Pirineos navarros… Ahora estoy en la parte de arriba de una de las literas disfrutando porque después de cinco días, vuelvo a dormir en una cama.
Séptimo día de aventura: 27 de julio de 2022
Cuando me levanté fui uno de los primeros en ir a desayunar: colacao caliente, tostadas y bizcocho, viendo las preciosas vistas de la montaña. Preparamos la mochila para irnos, pero no sin antes hacernos unas fotos con diferentes personas, con las gigantescas montañas, nubes y vacas detrás… Tardamos unas cuatro horas en llegar a Getania. Me dormí en la mayoría del trayecto, aunque paramos en una gasolinera y descubrimos que salíamos en el periódico El Diario de Navarra.
Cuando llegamos visitamos al alcalde de Getania en el ayuntamiento. Nos sentamos en unas sillas que parecían las del rey… El alcalde nos dio información sobre Juan Sebastián Elcano ya que fue allí donde nació. La verdad es que aprendí mucho de esa charla.
Al salir del Ayuntamiento, Juanfra y yo grabamos un video y luego nos fuimos a comer. ¡Vaya comida! Cómo se notaba que estaba en el País Vasco. Primero tuvimos una cata de vinos, luego tres aperitivos, media hamburguesa de lubina cada uno, mamitako y un pollo con pimientos. Acabé lleno y me dolía la barriga, pero mereció la pena por lo increíble que estaba. Al terminar el postre, que también hubo postre, nos metimos en el autobús para ir a navegar en un barco situado en un pueblo llamado Bermeo. Llegamos y entramos en el Arrantzaleen mMuseoa, donde nos hablaron de la importancia de Bermeo que, según el director del museo, ha tenido un vínculo muy importante con la pesca y además, el 10% del atún obtenido internacionalmente se ha producido aquí.
Salimos de Bermeo y nos dirigimos a otro pueblo, cuyo nombre no recuerdo. Allí bajamos a un polideportivo con pista de pádel y cancha de fútbol, en la que pudimos jugar un partido de veinte minutos, lo cual fue bastante necesario. Luego nos fuimos a cenar y al hacerlo, los monitores por fin nos dieron los móviles después de dos días.
La verdad es que necesitaba hablar con la familia para contarles cómo estoy y lo que estoy haciendo, y ver las fotos que va sacando el cámara diariamente, que algunas subiría a Instagram. A media noche nos quitaron los móviles hasta mañana por la noche y nos fuimos todos a dormir. Yo con los chicos de mi grupo: Javi, Urko y Juanfra.
Octavo día de aventura: 28 de Julio de 2022
A las seis de la mañana sonó la alarma de un móvil, lo que provocó que muchos de nosotros nos levantáramos media hora antes de la prevista. Tras desayunar y prepararnos, tocaba visitar al alcalde de Bilbao. Entramos en el aula donde hacen los actos y había un grupo tocando en el balcón, guardias de seguridad… parecía todo muy profesional.
Antes de empezar el alcalde su discurso, un hombre entró, bailó aurresku, y se fue. Tuve la oportunidad de poder saludarle al terminar los distintos discursos. Cuando salimos nos sacamos de nuevo fotos con todos los compañeros y las banderas. En frente del ayuntamiento nos metimos en un barco turístico que navega por la ría de Bilbao. Y eso es lo que hicimos, acompañados de un guía vasco que participó en la primera Ruta Quetzal con Miguel de la Quadra Salcedo.
Al cruzar por la ría pudimos ver todos los sitios destacados de Bilbao. Luego nos fuimos al Museo Marino donde nos explicaron más sobre la expedición de Elcano.
A las dos fuimos a comer a la mismísima torre Iberdrola, en la primera planta, donde todos los empresarios pueden comer por diez euros.
La comida estaba espectacular. Al tener más hambre de esos platos gourmet repetí de las sobras de los demás, que no podían con más. Nada más terminar subimos al ascensor hasta la planta veintinueve del edificio más alto de Bilbao. Su director general nos iba a dar una charla sobre Iberdrola y todo lo que hace la empresa.
Tomé muchos apuntes para mirármelos después y también para no dormirme, pues es difícil no hacerlo a las cuatro de la tarde. También nos sacamos fotos e hicimos videos graciosos en lo alto de la torre.
Bajamos por el ascensor, en total se tardaba entre diez y quince segundos en recorrer toda la torre. Se nos taponaban los oídos… Sobre las seis fuimos a visitar el Guggenheim. Sabía que existía este museo, pero jamás imaginé qué iba a ser así de espectacular. Entre todas las cosas chulas que vimos estaban los Bugattis de los sesenta, un Cadillac, un Phantom y unos treinta coches clásicos, modernos y de carreras. Pero sin duda, lo mejor de lo mejor de todo el día y una de las mejores cosas que veré en este viaje fue un Fórmula 1. Vi el Mercedes W11 de Lewis Hamilton del 2020. Me habría gustado ver mi cara al ver ese coche porque casi me da un infarto, y no es broma… Lloré de la emoción.
Entré uno de los primeros en la sala y me fui de los últimos porque no podía desperdiciar ese momento. Para mí ha sido algo único. Esa media hora me quedé completamente paralizado fijándome en cada uno de los detalles del coche.
Volvimos al polideportivo y cenamos por allí. Sobre las diez de la noche ocurrió, en mi opinión, lo segundo mejor del día. Nos fuimos andando hasta la playa todos juntos para hacer un baño nocturno. Al llegar, Jesús Luna y Carlos Peguer se pusieron a grabarnos corriendo hacia el mar para meternos del tirón. El agua estaba perfecta. Me hice unos cuantos largos de natación con Lucía Botella, que nada profesionalmente. También nos hicimos muy buenas fotos.
Salí un rato del mar para ir a correr hasta el otro lado de la orilla y al volver, noté como casi se me estira el gemelo por lo que tuve que parar. Al llegar a la sala donde dormimos me eché réflex para ver si mañana estoy mejor ya que lo voy a necesitar pues haremos por Galicia 20 kilómetros del Camino de Santiago.