El trabajo de la pintora Remedios Rubiales te toca el alma. La explosión de colores de sus obras desafían la percepción y se reordenan de golpe con la mirada en forma de sentimientos. La tristeza, la euforia, la esperanza… cobran sentido, con el sigilo y encanto casi mágico que solo el arte puede lograr. A través de su dominio de las técnicas mixtas sobre madera, Remedios Rubiales ha logrado capturar la esencia misma del color en cada una de sus creaciones. Sus pinturas acrílicas, combinadas con el uso magistral del Dripping, dan vida a obras que son puro sentimiento.
Si te apetece vivir esta experiencia única, no puedes perderte su exposición La esencia del color, que permanecerá abierta al público en el Castillo del Bil Bil hasta este sábado, 29 de julio. Cada cuadro ofrece múltiples interpretaciones, permitiendo que cada espectador encuentre su propio significado y conexión personal con el arte.
En esta muestra, las creaciones de Remedios Rubiales te llevarán a un viaje emocional y sensorial, donde descubrirás la fascinante conexión entre el arte y tus propias emociones. Mientras, hablamos con la artista.
-¿En qué te inspiras para crear tus obras?
-Me inspiro en mi día a día, en los sentimientos que tengo en un momento dado…y es que, con esta técnica – en referencia al dripping– puedo trabajar en el momento en el que siento esa necesidad de crear… no es cómo las artes figurativas, que a lo mejor empiezas a las ocho de la mañana y te llevas todo el día pintando. Con ella puedo expresar mis sentimientos, en un momento específico, en el momento justo en el afloran en mi interior.
-¿Cuál es su referente en el mundo de la pintura?
-Jason Polo, porque fue quien empezó a trabajar con esta técnica y en los 60 y 70 tuvo su máximo esplendor. Normalmente se trabaja sobre tabla en el suelo, pero la verdad es que yo la he hecho mía. La he llevado a mi terreno y le he dado mi sello.
– Creo que esa misma técnica también la he visto en cerámica ¿puede ser o me confundo?
-Sí, se puede aplicar en cualquier soporte, no tiene porque ser en madera o lienzo.
-Tú exposición casa perfectamente con Benalmádena y con ese encanto del Castillo del Bil Bil…
-Esta forma de tratar el color liga muy bien con ese ambiente veraniego que hay en el castillo del Bil Bil. Es una obra alegre que llenará de energía a quien visite la exposición, que además podrá disfrutar de una forma de hacer arte diferente de la que acostumbramos a ver.
– Remedios, fui a ver su exposición con mi ‘peque’ y le he de confesar que le fascinó… se dejó llevar desde que entramos y encontró en sus cuadros verdadera magia…
-(Ríe). Mira, recuerdo que hace años, en una de mis exposiciones había un niño de unos cinco años que le dijo a su madre: “Mira mami, los cuadros del futuro”. Me hizo mucha gracia pues los niños se sumergen en la obra, con libertad pura… Eso es lo bonito que tienen estos cuadros y los hacen grandes, que cada uno puede crear sus propias obras en su imaginación. En la exposición de Benalmádena, cuando estaba colgando los cuadros entró una familia con un niño pequeño y dijo: “Mira, un corazón roto”. Y no iba mal encaminado pues justo ese cuadro lo pinté cuando tuve una pérdida, en este caso de un familiar que ya no está con nosotros… La pintura es tan amplia que te lleva a territorios que nunca has pisado. Es algo maravilloso comprobar que almas tan inocentes, como son los niños, la saben apreciar y la disfrutan.
-¿Es difícil ser artista dentro del ámbito abstracto?
-El camino no ha sido fácil. Yo empecé siendo realista y tras mucha investigación y trabajo, donde me siento Remedios Rubiales artista es en el espectro abstracto. Todo aquel que conoce mi obra quiere ese sello de garantía, quieren tener un trocito de mí. También, me gustaría decirlo, al principio me encontré con el handicap de ser mujer, que no lo tenemos fácil ni en esta profesión ni en la mayoría, pero ahora puedo decir que me codeo con mis colegas masculinos como una igual, e incluso me atrevería a decir que muchos de ellos admiran mi trabajo.
-Quizás es más fácil retratar el mundo que el alma…
-Claro que sí. La interpretación plena es mucho más difícil. El espectador tiene que sumergirse de lleno y muchos no quieren hacerlo. Mi pueblo es un pueblo de artistas y cuando empecé era hiperrealista y gracias a los artistas de Ubrique logré profundizar en el arte más puro, al arte del sentimiento.