Pablo Rodríguez Guy es un artista visual multidisciplinar enormemente vital y entusiasta, no solo con el arte sino con la vida en general. Cualidades que se reflejan a través de obras en las que el color y el acertado uso de las líneas comulgan de la mano para crear un espacio íntimo en el que el alma se mueve con libertad. Incansable investigador, incorpora en sus creaciones todo tipo de materiales y las más diversas técnicas. El Centro de Exposiciones de Benalmádena acoge hasta el próximo mes de diciembre 50 años de Luz y Color, una muestra con la que el pintor quiere “celebrar la vida” y agasajarnos con un festín de color, obras en variados formatos y técnicas, a modo de panorámica introspectiva a su universo artístico. Esta exposición se plantea como “las páginas de una historia que vuelan en el tiempo hacia el infinito… como una carta de amor” que pretende inundar de luz, color y de vida, el espíritu de quienes la visiten.
–Pintor, grabador y escultor…pero quizás es más desconocida su faceta como docente en diseño textil… ¿cómo recuerda esos años?
-Nada más acabar Bellas Artes me ofrecieron el puesto de profesor adjunto de una escuela de diseño textil. No enseñábamos textil, sino un baño cultural artístico. Para mí, más que un trabajo fue un máster. Estuve con los mejores en ese momento de la intelectualidad y me enriquecí muchísimo. Fue una gran experiencia de la que aprendí muchísimo.
-En sus creaciones utiliza un sinfín de materiales y técnicas… dado que las posibilidades son infinitas, ¿cómo sabe que una obra está terminada?
-Lo difícil para mí no es acabar la obra, sino saber cuándo tengo que parar. Normalmente, me paso… (-sonríe-) y a veces, soy cauto y paro a tiempo. Yo trabajo en plano, en el suelo o encima de una mesa. Cuando creo que está terminada la pongo en un caballete y la contemplo. Es ahí, en esa observación, dónde se ponen en juego los equilibrios, la composición y demás elementos, y es cuándo decido si tiene algún retoque más por hacer. Lo deseable es que conserve la espontaneidad de ese primer ataque artístico.
-La fotografía liberó al arte pictórico de ese papel notarial obligado que tenía y permitió a los artistas la posibilidad de reflexionar sobre la luz o el color… Sin embargo, ha optado por incorporarla en sus obras como un peculiar lenguaje plástico dentro de la abstracción…
-Es mi forma de incorporar testimonio de la realidad. Mi obra se mueve entre un elemento racional que se traduce en geometría y por otro lado, el azar, la emoción, los sentimientos… que se expresan a través del color, la mancha, la indeterminación en la obra en definitiva. Ese diálogo entre la razón y el azar lleva a una expresión emotiva. El colocar una fotografía es introducir un testimonio de la realidad, el meter un tercer elemento en juego. Me resulta atractivo recuperar esa parte de realidad que no es decisiva en la obra, sino que resulta complementaria.

-Quizás por ese motivo define sus obras como “muros de ciudades donde se mezclan graffitis, carteles y pintadas”…
-Exacto. A fin de cuentas, son testimonios de unas vivencias. Mi obra es todo lo que me envuelve… y hay que verla más que con los ojos analíticos, con los ojos del alma y del corazón.
-¿De dónde proviene esa inspiración desbordante por la India?
–Hubo un momento que empecé a viajar por Europa y Sudamérica y un día me planteé que cuál sería el destino que no me querría perder si tuviera que hacer un solo viaje en toda mi vida… Pensé en la India, así que allí que me fui. La India además del color, la vitalidad y el movimiento, es la conjunción de la filosofía, la religión, la misma vida, que están allí a flor de piel. Y eso es algo que se ha perdido pues las grandes culturas han desaparecido. Las grandes culturas milenarias son ya historia pero en la India están vivas. Lo ves en la mirada de la gente, en cómo visten… Cuando estoy allí, vivo en excitación emocional constante y esa emoción la traslado a mis pinturas, con todo su colorido y su fascinación.
-En gran parte de sus creaciones pone el acento en la parte lírica del mundo, ¿cómo se coló en su arte la realidad más cruda del día a día que muestra en Testimonios?
-Los humanos somos polifacéticos. Los artistas percibimos el mundo, sufrimos el mundo, con lo dramático y lo dulce, y lo reflejamos con intensidad.
–A fin de cuenta también sois divulgadores…
-Y como tales, no solo nos quedamos en, por ejemplo, un canto a la naturaleza, sino que también transmitimos el drama del día a día. Es reflejar toda esa parte de la realidad que también vivimos y nos afecta. Cuando comenzó el confinamiento empecé a hacer unas obras sórdidas que reflejaban la incertidumbre por no saber qué pasaría pero pronto pensé en qué ese momento debía afrontarlo con otro tipo de resiliencia y poner elementos positivos a esta situación. Para mí fue un tiempo muy creativo dentro de la excepcionalidad de la situación que no habíamos vivido nunca. Me centré en mi obra completamente y trabajé de forma intensiva pues ya no era pintar, era zambullirme de lleno en mi obra. Yo soy muy dado a vivir el momento.
-Precisamente durante el confinamiento divulgó un vídeo sobre cómo hacer marcos artesanales que está experimentando una gran difusión…
-Sí. Es un vídeo que ayuda mucho a estar presente en uno mismo porque trabajas con tus manos y eso nos ayuda a tomar conciencia de nuestra realidad. Le damos mucha importancia a nuestra mente y poca a nuestro cuerpo mental. El cuerpo tiene su vida y memoria independientemente de nuestra mente. La muestra es que sigue funcionando cuando la mente muere. Y hay que alimentar a ambos. Tenemos que aprender a darle una atención que no sea solo macharte en un gimnasio, sino también premiarlo.

-Su inquietud por investigar le ha llevado a sumergirse en distintas disciplinas y técnicas. A mi juicio, la más sorprendente es la denominada calco-relieve, ¿tiene alguna influencia la mixografía y el pintor mexicano Rufino Tamayo?
-Efectivamente el origen está en Rufino Tamayo. La mixografía como nombre está registrada y sus impulsores se han cuidado mucho de mantener en secreto la técnica. La expusieron en Arco y no explicaron nada sobre cómo la llevaban a cabo pero varios artistas la hemos desarrollado por nuestra cuenta, haciendo una técnica paralela. El nombre de calco-relieve es lo de menos. No lo he inventado yo. Simplemente le he dado nombre en español a esa técnica que te permite hacer el relieve que quieras.
-Un relieve casi escultórico se podría decir…
-Sí. Sería un bajo relieve e incluso un alto relieve escultórico. Y además permite hacer tamaños muy grandes que en la mixografía tradicional no son usuales. Tiene su sentido, pues el grabado va paralelo a la pintura. Si ésta es plana, el grabado también. En el siglo XX la pintura empieza a ganar relieve y el grabado también quiere hacerlo y así, se inventan nuevas técnicas como el collagraph, en las que se empieza a incorporar relieve pero muy leve. Yo al desarrollar esta técnica posibilito la incorporación del relieve que cada uno desee, sin límites.
-Pese a ser arte abstracto e incorporar multitud de elementos, en su obra parece que no hay cabida para la confusión, ¿cómo logra ese equilibrio?
-Quizás esa es la esencia de mi obra. Lo que hago es un paisaje emocional abstracto. Lo que ocurre es que en ocasiones no es un paisaje tal y como lo entendemos –unos árboles o un campo- sino que es un paisaje interior, en el que lo que importa es la emotividad que transmite más que la representatividad. Ese paisaje interior está presente en toda mi producción… En el contacto con la gente tengo la satisfacción de que personas de procedencia diversa coincidan en una misma interpretación. Eso quiere decir que la obra transmite un contenido inequívoco a pesar de ser arte abstracto. Para mí tiene mucha importancia el valor expresivo de la línea por un lado, y del color por otro. La conjunción de la expresividad de líneas con la intrínseca del color da un resultado de espacio en el que las emociones se mueven y el espíritu o el alma se pueden sentir bien o mal a su antojo.
– Lleva muchos años ofreciendo charlas y conferencias sobre arte, ¿con una intención que va más allá de la meramente divulgativa?
-Mi objetivo principal es que el público pueda disfrutar de la pintura. Con la música somos capaces de disfrutar aunque no entendamos nada, y con la literatura tenemos más hábito y sacamos más o menos jugo a una novela o poesía pero con el arte plástico nos imponemos barreras y decimos: «No. Yo es que no entiendo». Pero en realidad es que no hemos hecho la reflexión correcta pues no es entender, es sentir. El lenguaje de la pintura no está hecho de códigos interpretativos racionales, sino emocionales. Normalmente en una obra buscamos la explicación en el tema, pero en realidad éste nos perturba y nos impide ver la esencia que es cómo está pintada la obra. Las obras no están en los museos porque retraten una imagen religiosa o un paisaje, están por la manera en la que están pintadas. Precisamente, la mayoría de las conferencias que he ofrecido han tenido la intención de ayudar a mirar y ver, que no lo es mismo.
-También ha coordinado talleres dirigidos a los más pequeños…
-De ellos tenemos mucho que aprender porque conservan intacta su capacidad de interpretación, de imaginación, de disfrutar. No te piden explicaciones ni te preguntan qué significa esto o aquello… a ellos les gusta, o no les gusta. Recuerdo la interpretación que hizo un niño de una de mis obras mientras visitaba una exposición. Me dijo: “Esta obra me parece un espacio de la mente abierto a la esperanza”. ¡Toma ya! Nosotros tenemos quizás que desaprender para ser más libres. Picasso decía: “He tardado tres o cuatro años en conseguir pintar como Rafael o Miguel Ángel y toda una vida en aprender a hacerlo como un niño”, y tenía toda la razón.

-He de confesarle que hace algunos años me encontraba en Madrid y cayó en mis manos un periódico,- siento no recordar cuál-, en el que le hacían una entrevista tras ganar un certamen de pintura rápida en El Retiro. Recuerdo aquella entrevista porque me llamó enormemente la atención que lo que más valoraba de El Prado era la oreja de unas de Las Hilanderas de Velázquez… desde entonces, cada vez que veo ese cuadro no puedo reprimir el mirar y remirar esa oreja…
– Las Hilanderas de Velázquez es al completo una obra extraordinaria, pero en esa oreja, en ese detalle queda plasmada toda la capacidad de abstracción que tiene Velázquez, en la que la emoción, la sensualidad y la atmósfera se funden… ahí desaparece el cuadro para dejar paso a la emoción. Te doy otra clave para cuando vuelvas a El Prado; observa los ojos de los retratados por Velázquez. Si los miras de forma cronológica, en los primeros retratos los ojos están perfectamente modelados. Es casi una escultura corpórea y poco a poco esa corporeidad se va difuminando, se va perdiendo el detalle hasta llegar a un momento en el que las pinceladas se van deformando hasta que desaparece el ojo para encontrar la mirada.
-Ha vividos en distintos puntos de España y ha realizado más de 200 exposiciones individuales y otras tantas colectivas, con las que ha viajado por todo el planeta, ¿qué encontró en Benalmádena para decidir ubicar aquí su residencia?
-Fue un flechazo…
-Para terminar, ¿qué piensa del panorama artístico actual?
-Es interesante que el arte evolucione, rompa barreras y descubra nuevos retos. El arte callejero – arte urbano o street art-, performance, el arte conceptual, happening… me interesa muchísimo porque amplía los márgenes en los que nos movemos. Yo no estoy en esa punta de lanza pero me interesa mucho y lo sigo. En los últimos años, cuando voy a las grandes ferias artísticas más que a ver obra por obra voy a vivir el ambiente y dejarme influir por la atmósfera.
Excelente entrevista. Me encanta. En primer lugar me sentí muy cómodo durante la entrevista. Las preguntas me parecieron muy acertadas e inteligentes y el resultado es el mejor resumen que se ha hecho de mi obra y mi trayectoria. Estoy plenamente identificado y de acuerdo con lo que refleja la entrevista.
Gracias Saioa.