sábado, abril 19, 2025
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CARTA A LA DIRECTORA

HACIA UNA NUEVA BENALMÁDENA

La venta de Tívoli es un hecho, bueno o malo, eso ya se verá, pero la realidad es que sus más de 150.000 metros cuadrados han pasado a ser propiedad de una empresa madrileña, Tremón, que se dispone salvo aquellos inconvenientes que haya podido poner el ayuntamiento, a rehacer una nueva Benalmádena que no tendrá nada que ver con la que conocemos actualmente.

Contra el entusiasmado sentir de algunos benalmadenses, no parece, desde luego, que se vaya a alzar en su lugar una especie de Disneyland-Benalmádena, tipo Disneyland-California u Orlando en Florida, ni siquiera el de Paris, porque aquí prima lo inmobiliario, comercial y hotelero frente a lo atractivo o festivo, a falta de que conozcamos exactamente qué es lo que se va a construir.

De momento el nuevo hotel va a configurar la imagen propagandista exterior de Arroyo de la Miel, ya que así lo hace prever su ubicación y tamaño sobresaliente que dominarán todo el panorama distintivo de nuestro pueblo. La imagen de la apreciada “Niña” corre peligro de diluirse tapada por el volumen de las masas hoteleras que es de suponer serán altas, ya que las vistas es lo más apreciado que buscan nuestros visitantes.

Entre ambos hoteles suponen una población que se aproximará a las mil personas/día que tienen que entrar y salir y disfrutar cómodamente de nuestros rincones , nuestras playas y nuestro comercio para hacer sus compras de recuerdos, compras que en parte se las solucionará el centro comercial adjunto que conlleva el proyecto.

Pero el centro comercial no está previsto para niñerías, sesenta mil metros cuadrados dan para mucha tienda, mucha venta y mucho comercio que vendrá a buscarse un hueco entre los ya existentes en las proximidades, como son Miramar en Fuengirola, Plaza Mayor en Torremolinos, etc., etc. No sé cuántas personas moverá diariamente un centro comercial así, pero imagino que serán bastantes y hay que contar con que las posibilidades del ferrocarril de cercanías están ya superadas.

Las necesidades de servicios recaerán necesariamente en nuevos viales y aparcamientos, mayores y más cómodos que mejoren las posibilidades de acceso, movilidad y disfrute de todo el conjunto más allá de lo puramente perimetral, porque la playa habrá que venderla junto con el hotel.

Las playas deberán modernizarse, adecuarse, con la instalación de elementos higiénicos hoy ausentes, como son los pediluvios, duchas adecuadas, servicios higiénicos que funcionen y estén limpios y atendidos, y habrá que asegurarse, antes de nada, de que haya agua suficiente para alimentarlos, no solo a los hoteles, también a las playas y a los vecinos que todos tienen derecho a vivir en el siglo XXI.

Deberán engrosarse las canalizaciones para aumentar el consumo de agua, para eliminar las aguas fecales sin que vayan directamente a la playa inutilizándola en esas horas críticas del día como ocurre actualmente. Lo mismo puede aplicarse a las conducciones de luz eléctrica y de gas con sus elementos necesarios auxiliares.

Y en primerísimo lugar habrá que asegurar la llegada de tanta agua como se va a necesitar. Pantanos, desaladoras y depuradoras exigen un lugar preventivo de primer orden ante la enorme reconfiguración que se va a llevar a cabo. Y todo esto supone un coste económico añadido, no despreciable, que no está claro quién va a pagar.

Es evidente que toda modernización lleva consigo un coste y unos sufrimientos que se harán evidentes en el mismo momento en que comiencen las obras con su ajetreo de camiones, maquinaria, y que cesarán, o no, al concluir el parto, en cuyo momento nos alegraremos al contemplar a la nueva criatura o nos horrorizaremos lamentando los errores cometidos o no previstos. Las propias obras precisan de unas medidas de prevención con las que deberíamos estar ya conviviendo.

¿Estamos preparados para todo esto? ¿están dispuestos nuestros presupuestos para soportar la carga sobrevenida?¿disponemos de suficiente personal cualificado para todo ello?. Porque de no ser así solo podemos confiar en que el señor Rodríguez Elías, dueño de Tremón, sea cuidadoso y previsor hasta en sus más mínimos detalles, en la confección de esta nueva Benalmádena, que no tenemos duda beneficiará a los turistas, pero, y a los chichilindres?




Jesús Lobillo Ríos (Benalmádena)



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