miércoles, junio 18, 2025
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«El flamenco es nuestro, único en el mundo, pero es más valorado fuera de España que dentro»

La sanluqueña Laura Vital, es una de las figuras más representativas del panorama flamenco actual y una de las voces más conmovedoras de la escena flamenca. Es una de esas mujeres de bandera en todos los aspectos de su vida; luchadora desde niña y un referente nacional e internacional en el mundo del flamenco.

En la Semana Flamenca de Benalmádena, a través del Club Más Madera, se proyecta el documental Menese en la Casa de la Cultura, donde Laura Vital es una de las grandes figuras del reparto. La artista explica a los lectores de Ole Benalmádena los pormenores del documental e incide sobre la necesidad de que las instituciones apuesten por la educación y proyección del arte andaluz por antonomasia entre el público más joven.

– ¿Cómo conociste a José Menese?

-En el año 2001, recién ganado el Giraldillo de Cante en el Concurso Internacional de Jóvenes Flamencos de la XI Bienal de Flamenco de Sevilla, coincidí en un cartel con José Menese. Su representante, Luis Torres, me explicó que José tenía un espectáculo, con letras del siglo de Oro y orquesta de cámara dirigida por el maestro Joan Albert Amargós, y quería contar con una voz femenina y que había pensado en mí. Y ahí surgió A mis soledades voy, de mis soledades vengo. Empezamos ese mismo año a trabajar y estuvimos prácticamente hasta el 2008.

-Con ese espectáculo llevasteis el flamenco a medio mundo…

-Yo llevaba ya muchos años cantando, pero la verdad es que para mí supuso aquel proyecto un trampolín enorme. Hicimos los grandes teatros de España desde el Real, la Maestranza, Isabel la Católica… y luego estuvimos en Jordania y actuamos para la reina Raina… estuvimos en mil sitios. Aquella experiencia además de en el plano profesional, me supuso un aprendizaje enorme a nivel humano pues estar cerca de estos maestros era impresionante. Después se montó Sentimiento de Pasión, y bueno, a partir de aquello surgió una amistad tanto con él como su familia, que continuó hasta su fallecimiento.

– ¿Cómo surge tu participación en el documental Menese?

-Me llamó su directora, Remedios Malvares, con quien yo ya había trabajado en otro documental, El Silencio, y me comentó el proyecto que tenía en mente y acepté encantada. Ella quería transmitir el mensaje de que un mito como era José, sigue estando vivo a través del cante y de las generaciones que les han transcendido. En el documental participamos tres mujeres contemporáneas, y cada una hace un palo de José, pero reinventado por nosotras. El arte de Menese sigue vivo a través de nuestras voces y se sigue transformando.

– ¿Cómo era José Menese?

-En la dimensión artística solo hay que ver sus actuaciones, su discografía, pero… en la dimensión humana era también único. Personas como José son tan necesarias… fue un artista comprometido, rebelde, que utilizó su cante como herramienta de transformación social en una época en la que era muy difícil, porque hoy en día los artistas gozamos de otra libertad, pero en los años 70 era muy difícil hacer lo que hizo. Fue un valiente. Dejó una discografía que además de ser una renovación de la lírica popular, fue un ejemplo del uso del arte como herramienta de transformación social.

-Es curioso ver como el arte impregna otros ámbitos de la sociedad, como por ejemplo el político…

-Sí. Y, además, José era coherente y fue sincero a lo largo de toda su vida. Era un valiente, como te he dicho. Era una persona consecuente y honesta en su manera de ser y en su manera de estar.

Laura, ¿Cómo te iniciaste en el cante flamenco?

-Empecé en el año 1992. Mi madre me dice que desde los tres años ya empecé a canturrear. Date cuenta que mi padre canta y también mi abuelo El Tapón, y en verdad es que el flamenco es la banda sonora con la que me crie. Me estrené en la peña flamenca Puerto Lucero, de Sanlúcar de Barrameda. Desde el año 92 empecé a participar en distintos concursos y ya en el 98 me fui a Sevilla, donde a través de una beca estudié psicología mientras compaginaba el cante con la universidad. Desde hace unos años tengo ya mi plaza en el Conservatorio de Música de Sevilla y, además, continúo actuando.

– ¿Es importante la formación para los artistas en el arte flamenco?

-Claro que sí. Yo empecé como mi padre y mi abuelo, de manera autodidacta porque no había más alternativas. Piensa que el conservatorio tiene flamenco desde no hace ni 14 años, y es un arte que tiene dos siglos. ¿Cuántos artistas flamencos nos hemos perdido? Es que, por ponerte un ejemplo, para encontrar algo de La Niña de Los Peines te tenías que ir a buscar en las gasolineras… es muy fuerte. Ahora sí que los jóvenes tienen más opciones para formarse.

– ¿Qué papel juegan las peñas en el mundo del flamenco?

-Pues un papel fundamental. Ahora mismo las peñas son el tejido asociativo del flamenco. Tienen el poder de preservar el arte flamenco y de impulsar a los jóvenes a través de los concursos que organizan. Yo les debo mucho a las peñas. Fue, gracias a ellas, como cogí tablas y me di a conocer.

– ¿Es el flamenco el gran olvidado dentro de las instituciones públicas?

-El apoyo institucional parece que va a más poco a poco, pero la realidad es que no se le da la relevancia que merece. Mira, por ejemplo, las peñas flamencas son un sustento importante para los artistas. Nosotros trabajamos en espectáculos, en teatros, pero cuando no hay programación de este tipo, las peñas son fundamentales para los artistas. Además, es una manera de que llegue el flamenco a todos los pueblos del país.

– ¿Qué momento vive el panorama flamenco actual?

-En la pandemia la música, y las artes en general, ha sido el colectivo más desprotegido. Muchos artistas flamencos, y te hablo de grandes figuras, no han contado con ningún sostén y han tenido que buscarse la vida en otros oficios porque comer hay que comer.  Es que no nos han dado nada de nada… ninguna subvención, ni ayuda y ha sido más de un año de inactividad. Ahora se ha reactivado algo el mercado, pero todos se olvidan que durante el confinamiento el arte nos ha acompañado porque todos hemos leído, escuchado música, visto una película… y eso está hecho por artistas y están muy machacados. El flamenco ha sido un colectivo muy maltratado.

– ¿Es el flamenco un arte que gusta más fuera de España que dentro?

-Por desgracia sí. Lo tenemos tan cerca que no lo valoramos. Fuera de España se valora a nivel de caché, de afluencia de público a espectáculos, de respeto, en las compras de música flamenca…. Hablo por mi propia experiencia. Fuera de España llenas un teatro con un coste en las entradas mucho más alto que aquí, y encima te compran Cd tras la función… aquí a duras penas medio llenas un teatro, con entradas mucho más baratas que fuera. Es la música que nos representa… Llevo 30 años de trayectoria y he visto como, por ejemplo en Holanda, referente de la música clásica y donde no hay cultura flamenca, se tiene ese respecto por el artista flamenco, lo aprecian y apoyan yendo al completo a los espectáculos… No somos conscientes de lo que tenemos aquí. Por eso os aconsejo que disfrutéis de la Semana Flamenca de Benalmádena porque después, el mismo espectáculo va a Europa y allí, aunque las entradas superen los 50 euros, se llenan los teatros. En Francia, por ejemplo, nos tratan como divos… es asombroso.

-Laura, que entiendes que le falta en España para darle al flamenco el sitio que merece…

-Todo empieza por la educación, y se empieza desde abajo, por los niños. Las instituciones públicas tienen que hacer una labor de difusión y de educación. El flamenco necesita captar nuevos públicos. No se hace un trabajo de educación ni de captación de público joven. En general, las programaciones de flamencos son de madrugada, no hay oferta cultural de flamenco para niños… ¿Cómo queremos que esto sobreviva si no estamos sembrando la semilla del flamenco en los niños? Ellos son el futuro, y el flamenco no es una excepción. No quiero decir que no se hagan cosas… las peñas hacen una labor importantísima pero falta mucho por hacer y está en manos de los que gobiernan. El flamenco es irrepetible, es único en el mundo.

-En tu trabajo docente habrás vivido muchas anécdotas….

-Ni te imaginas. Alumnos extranjeros que me decían que lo habían dejado todo porque les llamó el flamenco… habían dejado su trabajo, su vida… la gente hace locuras por el flamenco. Qué poder tiene el flamenco que envenena a la gente por el resto de su vida… es asombroso. Es un arte tan rico y complejo, fruto de la apertura de Andalucía a todas las civilizaciones que han pasado por aquí y que han dejado su impronta y su poderío.

– ¿Veremos el Flamenco en los colegios andaluces como parte de la asignatura de música?

-Lo llevan en la sangre. He promovido un espectáculo llamado Flamenclown que es para niños y salen de allí tocando las palmas, cantando las canciones que han escuchado… A los niños les gusta el flamenco solo hay que enseñárselo desde lo lúdico, del baile, desde determinados palos alegres… Al flamenco le hace falta posicionamiento. Te vas por ejemplo a Cuba, por decirte algo, y allí lo primero que aprenden los niños es su música local, aquí no. Hay que hacer un trabajo de difusión del flamenco a los niños desde el colegio. No es solo una labor de los padres, es también obligación de las instituciones, pero no hay un compromiso real.  Van con la flauta desafinada a música y, ¿por qué no pueden ir con una guitarra? Hay que darles la oportunidad de conocer sus raíces musicales. Y es que el flamenco es nuestro, es una música caníbal que dónde llega, arrasa. Hay que ponerse las pilas y darle al flamenco el lugar que merece.

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