El patrimonio arquitectónico tiene una innegable vinculación a la cultura de su localidad y con la adecuada atención se puede llegar a convertir en un gran aliado en materia turística. Todas las ciudades costeras comparten la incansable lucha por sobrepasar al turismo estacional para favorecer la atracción de un turismo alternativo, responsable y respetuoso con el medio ambiente, que va más allá de las vacaciones de sol y playa, y que busca la generación de nuevas experiencias a partir del disfrute y conocimiento de la cultura, la historia, el arte, las tradiciones y la arquitectura de los lugares a los que viajan.
Pero para poner en valor el patrimonio hay que actuar y, sobre todo invertir. En ello, -según las últimas actuaciones realizadas y proyectadas-, se encuentra inmerso el Ayuntamiento de Benalmádena que ha puesto sobre la mesa una interesante apuesta que diversifique la actual oferta cultural de la que ya puede presumir la ciudad que, según demuestran los datos de ocupación hotelera, este verano ha superado con creces a otros destinos turísticos españoles.
Entre las actuaciones en materia de conservación y proyección arqueológica se encuentran los trabajos de construcción del centro de interpretación arqueológica de Los Molinillos, ubicado en la avenida Antonio Machado de Benalmádena Costa, cuyas obras se encuentran ejecutadas en un 60 por ciento.
Según información de fuentes municipales, “el interior acogerá un recorrido visual por la historia de Benalmádena, desde el periodo romano a la actualidad, y no albergará únicamente una sucesión de paneles informativos, como un centro de interpretación al uso, sino que dispondrá de contenidos audiovisuales, y el visitante podrá conocer el desarrollo y crecimiento de una de las ciudades turísticas más importantes del sur de Europa”.
Las obras de este centro de interpretación patrimonial podrían culminar a mediados de este mes de octubre. Resaltar que el yacimiento arqueológico de la época romana será visitable y contará con un espacio para los mosaicos romanos recuperados por el Ayuntamiento y que en la actualidad no están expuestos al público.
Molinos papeleros
Hace unas semanas, se inauguraban las obras de recuperación del acueducto de Finale Ligure en la calle Ciudad de Melilla, vestigio histórico de la Benalmádena industrial del siglo XVIII.
Con una inversión municipal de alrededor de 300.000 euros, además de propiciar el rescate de este hito en la historia de Arroyo de la Miel, se ha creado una plaza abierta que sirva de punto de encuentro para los residentes de la zona. A la par, también se ha adjudicado la redacción del proyecto para habilitar el interior del edificio de La Tribuna como un centro de interpretación o punto de información turística. La adjudicación de éste último conllevará una inversión de 29.390 euros más IVA, y se prevé un plazo de ejecución de 56 días.
Ambos son supervivientes de la primera actividad industrial que acogió Arroyo de la Miel, en torno a la cual se produjo el crecimiento del asentamiento que acabó dando lugar a la ciudad. En 1784 el genovés Félix Solecio compró el cortijo de Arroyo de la Miel con la intención de construir seis fábricas de papel para proveer a la Real Fábrica de naipes de Macharaviaya. El acueducto de la calle Melilla, -llamado Finale Ligure en honor a la ciudad italiana en la que nació el Solecio y conocido popularmente como La Tajea-, abastecía de agua al batán en el siglo XVIII, para la elaboración de la pasta de papel con la que se fabricaban las barajas de naipes.
La Tajea era pues parte del ingenio de uno de esos molinos del siglo XVIII. Era el cauz por donde circulaba el agua para caer en alto salto y producir una fuerza superior que movería otros engranajes del batán. El papel fabricado en los seis molinos de la ciudad se llevaba casi en su totalidad a tierras americanas.
Quedan pocos vestigios de tan importante y productivo complejo industrial del Siglo de Las Luces y La Tajea es uno de ellos. Con sus arcos nos habla de una Benalmádena rica e industriosa, garante de una materia, -el papel-, que fue utilizado no sólo en la Real Fábrica de Naipes de Macharaviaya sino también por los escribanos o notarios de la época, como se puede comprobar en los documentos y protocolos del Archivo de Histórico provincial de Málaga, donde se entrevé la marca de agua de Félix Solesio.
La Tajea forma parte de la historia de este municipio, es parte de la historia del siglo XVIII español, cuando la corriente renovadora de la Ilustración pretendía sacar a España de su atraso secular y crear nuevas riquezas. Arroyo de la Miel, bajo la dirección de Félix Solesio, contribuyó a propiciar ese esplendor con la creación de un complejo industrial sin parangón en toda la provincia de Málaga.
De estos batanes y de las haciendas que se construyeron en sus inmediaciones aún queda un pequeño rescoldo denominado por la población como La Fabriquilla, inmueble que se encuentra en la avenida de Las Palmeras. Otros de los vestigios de los cortijos emplazados en los batanes y fábricas de papel se sitúan en la plaza de España de Arroyo de la Miel, donde aún quedan un arco y otros restos a la altura del edificio La Tribuna, siendo esta última proyecto de mejora y adecuación para ser convertida en punto de información turística.
Este inmueble, considerado el más antiguo de Arroyo de la Miel, fue remodelado hace años, cuando gobernaba Enrique Bolín, que pretendía darle un uso museístico, aunque el proyecto no terminó de cuajar.
Según declaraciones del alcalde, Víctor Navas, “este hito formará parte de una ruta dedicada a la figura de Félix Solesio, fundador de Arroyo de la Miel, integrada también por la recién inaugurada nueva plaza de Finale Ligure, y con la que queremos explicar parte de la historia del municipio, destacando los elementos atractivos que posibilitaron la industrialización de Arroyo de la Miel en el siglo XVIII”.
Asistencia técnica
Dentro de las líneas de actuación puestas en marcha por el Gobierno local para la recuperación y puesta en valor del patrimonio arqueológico local, se ha procedido a sacar a licitación de un técnico experto para que, según explicó el edil de Cultura, Pablo Centella, “nos asesore y nos guíe”. En palabras de Centella, “nuestro objetivo es proteger, conservar, investigar y difundir el patrimonio arqueológico de Benalmádena: conocer nuestro pasado facilita una empatía histórica con las poblaciones que nos precedieron, lo que determina esa identidad colectiva, además de fortalecer nuestra oferta cultural y reforzar nuestro atractivo turístico”.
Este cargo lo ocupará la arqueóloga Itziar Moreno, que trabajará durante los próximos 10 meses junto con los técnicos municipales en las estrategias de gestión del patrimonio histórico y arqueológico de Benalmádena.
Los trabajos que se pretenden desarrollar se iniciarán con una revisión y elaboración de la documentación técnica para la catalogación de este patrimonio. Para ello, se recopilará la documentación histórica de cada yacimiento para contar con un archivo dentro de la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Benalmádena.
Además, se analizará y diagnosticará el estado actual de los diferentes ítems patrimoniales, tanto en lo referente a su conservación, protección y características jurídicas, como evaluando los riesgos de manera individualizada, para posteriormente realizar una propuesta de protección y mejora, marcando las necesidades específicas y proponiendo posibles soluciones para la plena integración del patrimonio en la estrategia de desarrollo sostenible del municipio.
“Otra parte interesante y fundamental de estos trabajos será la que se pretende desarrollar en el almacén donde se conservan los restos arqueológicos localizados en antiguas campañas de excavación, realizándose un inventario y organización de los mismos para una mejor conservación y facilitar el acceso a futuras posibles investigaciones sobre la Historia de nuestro municipio”, destaca Castro, quien también es la responsable de la dirección arqueológica para la puesta en valor del yacimiento romano de Los Molinillos, con el trabajo propio de campo, junto a la supervisión en las labores de conservación, restauración y difusión.
Por último, su labor también incluirá el asesoramiento en la elaboración de materiales didácticos de difusión, como pueden ser textos explicativos, señalética, cartelería, maquetas u otros materiales divulgativos, asegurando la veracidad de la información ofrecida, y acercando la documentación científica y la historia de Benalmádena a la ciudadanía.