jueves, septiembre 12, 2024
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La datación por Carbono 14 de tres semillas confirma que el asentamiento de la Era tiene 2.900 años

Los benalmadenses ya conocen a ciencia cierta la época exacta en la que sus antepasados construyeron el asentamiento protohistórico del Cerro de la Era, excavado a finales de la década de los años 90 del pasado siglo. Un laboratorio de Miami (Estados Unidos) ha realizado dataciones radiocarbónicas (Carbono 14) de tres semillas (leguminosa, trigo y vid) y los resultados datan con exactitud el primer asentamiento indígena del que hay constancia en Arroyo de la Miel, (a unos escasos 600 metros de la línea de costa), hace unos 2.900 años, siendo coetáneo a la primera presencia fenicia en el sur de la Península Ibérica.

Esta iniciativa se enmarca dentro de las actuaciones que se vienen llevando a cabo desde el Área de Cultura del Consistorio, con la intención de profundizar en el conocimiento de la historia de nuestro municipio, así como proteger y divulgar su patrimonio arqueológico.

Los resultados de esta investigación, que el Ayuntamiento ha impulsado con la colaboración de los profesores de la Universidad de Málaga José Luis Caro Herrero y José Suárez Padilla, han sido presentados por los investigadores en el Congreso Internacional de Estudios Fenicios y Púnicos, posicionando al Cerro de la Era y por ende, parte de la historia de Benalmádena, en la vanguardia de la investigación internacional.

Según ha manifestado a Ole Benalmádena el edil de Cultura, Pablo Centella, “llevamos años trabajando en la recuperación de nuestro patrimonio histórico porque es nuestro deber protegerlo y conservarlo para difundir la rica historia de Benalmádena. El esfuerzo da sus frutos y un buen ejemplo es este estudio que presenta datos concluyentes del yacimiento del Cerro de la Era”.

José Suárez Padilla (izquierda), Pablo Centella (centro) e Itziar Merino (derecha). Foto: Ole Benalmádena

La realidad es que el interés de la Delegación municipal de Cultura por valorizar los yacimientos arqueológicos benalmadenses ha logrado convertir al Cerro de la Era en uno de los escasos asentamientos de finales de la Edad del Bronce-inicios de la Edad del Hierro cuya cronología puede ser ratificada, mediante dataciones absolutas de calidad, del sur de la península ibérica.

De este modo, el yacimiento benalmadense resultaría coetáneo a la primera presencia fenicia en el sur de la península ibérica localizada en el entorno de la desembocadura del río Guadalhorce, en la bahía de Málaga, en el yacimiento del Cerro del Villar.

Fotos de José Suárez Padilla e ilustraciones de Alfonso Palomo.

El conocer con exactitud que es anterior a la llegada de los fenicios a la zona resulta de particular interés para entender cuál fue la reacción de las sociedades locales ante la presencia en el entorno de gentes procedentes del Próximo Oriente, y cómo, a partir de estas fechas, se empiezan a observar cambios en la propia organización del territorio, en las tradiciones y avances tecnológicos, resultantes de los contactos entre ambas poblaciones.

Los primeros restos arqueológicos se encontraron en el momento de construcción de una serie de urbanizaciones junto a Arroyo de la Miel y el Parque la Paloma. Fue excavado por el equipo de Taller de Investigaciones Arqueológicas a finales de la década de los años 90, y por la fragilidad e importancia científica de los mismo se procedió a su cubrición y vallado, aunque durante todos estos años los investigadores José Suárez y Marisa Cisneros han seguido estudiando los diversos materiales que localizaron en las excavaciones.

El Cerro de la Era es un yacimiento con una amplia secuencia de ocupación que abarca desde inicios del siglo IX a.C. hasta época púnica, hacia el siglo IV a.C. Una etapa particularmente bien conocida se fecha entre los siglos VII-VI a.C. con una serie de construcciones organizados a partir de un patio, destacando los suelos elaborados con conchas marinas.

Fotos de José Suárez Padilla e ilustraciones de Alfonso Palomo.

También han quedado documentados por los investigadores los restos de parte de una cabaña construida con un sólido zócalo, con forma de arco de círculo, y restos de enfoscado en el interior.

Fotos de José Suárez Padilla e ilustraciones de Alfonso Palomo.

Por otro lado, los restos faunísticos evidencian el consumo cárnico de bóvidos y ovicaprinos así como prácticas de marisqueo. Ahora, además, con la datación de la semilla de vitis vinifera (uva) entre los siglos VI-V a.C., se confirma su consumo en Benalmádena, y posiblemente su cultivo al menos hace 2.500 años desde el presente.

Foto de José Suárez Padilla.

Con la fecha exacta que el Carbono 14 atribuye al origen del poblado, se puede confirmar que se trata del más antiguo conocido en la zona costera de la Benalmádena, y uno de los de cronología más alta, para este periodo, del perímetro de la bahía de Málaga.

Además, se confirma que este asentamiento autóctono, próximo a la costa, resultaría coetáneo o incluso algo anterior, a la primera presencia fenicia en el antiguo delta del río Guadalhorce, en concreto, en el sitio de la Rebanadillla.

Imagen de la Rebanadilla, primera presencia fenicia en la bahía de Málaga. Foto: Arqueoestudio

En este sentido, se puede plantear su coetaneidad con los momentos más antiguos del poblado indígena de San Pablo, localizado en la margen derecha del estuario del río Guadalmedina. Esto refuerza la hipótesis de que fueron las primeras frecuentaciones de navegantes orientales o centromediterráneos en la región las que generaron un efecto llamada para la implantación de poblaciones locales en el ámbito costero malacitano.

Resultados Cerro de la Era

Ole Benalmádena ha logrado tener acceso al informe de los laboratorios Beta de Estados Unidos en los que se han realizado los análisis de las semillas halladas en La Era. Según refleja, la primera datación, C.Era2.38.1: Beta – 632729 se sitúa en pleno siglo IX a.C. , al igual que la segunda, C.Era2.38.2: Beta – 632730, aunque ésta, con mayor probabilidad, a inicios del siglo IX a.C. Estos datos resultan de gran interés, y vienen a reforzar la propuesta de datación convencional para la fase fundacional del asentamiento.

Por otro lado, la datación,C.Era 2.35: Beta – 632731, correspondiente a una fase más reciente del yacimiento, queda encajada en una meseta clásica en este período, aunque con tendencia a situarse entre los siglos VI-V a. C. Al realizarse sobre una semilla de vid, puede permitir plantear su consumo o incluso producción en este entorno de Benalmádena hace más de 2.500 años.

¿Qué esto del Carbono 14?

Cuando pensamos en arqueología irremediablemente se nos viene a la cabeza Indiana Jones y el Carbono 14, pero muchos desconocen en qué consiste esta datación, que hoy nos revela la época en la que nuestros ancestros vivieron en el Cerro de la Era.

En 1949, el químico Willard Libby se interesó por la antigüedad que tenía nuestro planeta y descubrió que el carbono 14 podía convertirse en un método de datación, basándose en un experimento realizado por el físico Max Planck.

Los átomos de nitrógeno golpean continuamente nuestro planeta (radiación cósmica), y de esta acción surge el radiocarbono.

Libby se dio cuenta de que las plantas absorben ese radiocarbono  (C14) con la fotosíntesis, los herbívoros se comen las plantas que lo han absorbido, los carnívoros se alimentan de herbívoros y así toda la cadena alimenticia. Por lo tanto, en vida estamos continuamente recibiendo carbono, pero cuando morimos, éste se queda paralizado en la concentración que tuviese en ese momento y, conforme va pasando el tiempo, el número de carbono empieza a reducirse.

La disminución de carbono 14 se produce porque en la atmósfera coexisten tres tipos de isótopos de carbono, el 12, 13 y 14. El 12 y el 13 son estables, no cambian, mientras que el 14 es inestable, lo que quiere decir que algunos de sus componentes (protones o neutrones) mudan. En este proceso de cambio lo que se va a emitir es una partícula alfa (esto fue lo que descubrió Planck e inspiró a Libby) que es muy útil cuando el carbono 14 se forma y transforma continuamente por la radiación cósmica.

Pero de esta radiación también se desprende una partícula beta (que es la que se leería en la prueba de datación). Este carbono se mantiene en la atmósfera de forma regular y en la misma proporción entre los tres tipos. Pero al morir, el carbono 14 comienza a decaer y a transformarse en estable, pasando por el 13 y 12 hasta convertirse en nitrógeno 14 (su origen) de manera constante.

De esta manera, gracias a la proporción entre el isótopo de carbono-12 y el de carbono-14 en el resto biológico podemos conocer cuánto tiempo ha pasado desde que el organismo murió hasta la actualidad, siempre que no haya sido hace más de 60.000 años aproximadamente, que es la edad máxima que podemos datar por este método.

Eso sí, parece ser que solo se puede emplear para restos de organismos que murieron antes de 1950 ya que, debido a la proliferación de las pruebas de armas nucleares a partir de la década de los 50 del siglo pasado, los porcentajes de isótopos radiactivos de la atmósfera se han visto gravemente alterados.

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