El escritor y periodista Luis Aizpeolea, también guionista del documental El Fin de ETA, -proyectado en Benalmádena gracias al cine fórum organizado por el Ateneo Libre y el Cine club Más Madera-, ofrece a Ole Benalmádena una entrevista en la que explica en qué contexto histórico pasó ETA de ser un grupo clandestino de oposición a una banda terrorista armada, cuáles fueron las claves para el diálogo con los etarras, qué ha ocurrido con los casos no resueltos o la necesidad de autocrítica sobre la violencia en la izquierda da abertzale para que nunca más vuelva el terrorismo al País Vasco.
-¿Cómo pasó ETA de ser una banda clandestina de oposición a cruzar la línea hacia una organización terrorista armada con el asesinato del comisario franquista Melitón Manzanas?
-Ellos con el asesinato de Manzanas empiezan con el terrorismo. Hubo un asesinato anterior de un guardia civil, pero no lo tenían previsto. Les fue a detener y lo mataron. Es importante entender en qué momento histórico se produce este paso que dio ETA… En aquella época, en el mundo ocurrieron ciertos hitos: se dio el Mayo francés con la sublevación de los estudiantes y huelgas en Francia, en latinoamérica eran los años del Che Guevara, en Cuba había triunfado la revolución cubana contra la dictadura de Batista, está la guerra de Vietnam… en definitiva, se crea un clima a escala mundial de revuelta revolucionaria para conseguir una sociedad mejor. Es precisamente en este clima, en el que se impulsa ETA y se lanza a la lucha armada, es decir, en aquel momento ETA estaba respondiendo a lo que ocurre a escala mundial. Ellos no lo interpretan como terrorismo. Piensan que es una lucha armada frente a una dictadura. En España no había democracia, se vivía en la dictadura franquista y no había libertad.
-Pero, no podemos ver esa ETA de los inicios con los ojos de ahora…
-Claro que no. La mentalidad de los inicios responde a una época que no tiene lugar en democracia. El Che era por ejemplo una figura muy reconocida entre los jóvenes… Aquel contexto histórico creó un clima favorable, que la gente veía con simpatía…
-Después, ya en democracia llega el GAL, la denominada ‘guerra sucia’ contra ETA…
-En la dictadura franquista también hubo ‘guerra sucia’. Existió un grupo clandestino denominado el batallón vasco-español en tiempos de Carrero Blanco, que también mata a etarras y a quienes consideraba simpatizantes de la banda armada. El GAL fue la continuidad de este grupo clandestino.
-La opinión pública sobre ETA cayó en picado con la bomba en el centro comercial de Barcelona en el 87, el secuestro de Ortega Lara… pero fue el asesinato de Miguel Ángel Blanco la gota que colmó el vaso… miles de personas salieron a la calle en repulsa a la organización terrorista…
-Para entenderlo hay que retrotraerse años antes. Con la amnistía de 1977 todos los presos de ETA habían salido a la calle, en España había democracia, en el País Vasco había estatuto vasco y autogobierno, en el 80 hubo elecciones autonómicas para elegir al Gobierno Vasco… es decir, cada vez ETA tenía menos sentido. Habiendo democracia y autogobierno no pintaba nada una organización terrorista que mataba. Y aún así, siguió matando muchos años más.
-¿Por qué?
-Pues porque tuvo mucho prestigio al principio, en el año 75. Estuvo muy impulsada por la legitimación social precisamente por ese prestigio que te decía que alcanzó en sus inicios. Tampoco ayudó para nada la ‘guerra sucia’, que hizo que ellos dijeran: “veis, también el Estado nos ataca”. Les dio oxígeno para aguantar más años…
-Cuando se sienta Jesús Eguiguren con ETA, ya está muy debilitada (Batasuna estaba ya ilegalizada, se habían dado muchas detenciones…)
-Sí, estaban con el agua al cuello. Se sientan a hablar con Jesús Eguiguren porque estaban débiles. Si llegan a sentirse fuertes…
-También hay que destacar que en los años de diálogo, el terrorismo internacional – con el 11S de las torres gemelas y el atentado en los trenes en Madrid después – se movía en un escenario de repulsa ciudadana global…
-Tienes razón. El terrorismo cayó en decadencia… las guerrillas en latinoamérica ya casi ni existen, el IRA en Irlanda, que había inspirado mucho a ETA, también se está retirando… Cuando llega Eguiguren a hablar con Otegui, ETA ya no es la del año 80 ni la de los 90. Es una ETA débil, muy castigada por la policía, por los jueces…
-En aquel entonces también se dio la colaboración con Francia para desmantelar financieramente a la organización terrorista…
-Sí. Las claves para el diálogo fueron el estado de debilidad que vivía ETA y el que pactaron un método, sin política por medio. Ellos podían hablar, pero no llegar a ningún acuerdo político.
-¿Cómo vivió cómo periodista todo el proceso? Tras su libro ‘Ciudadano Zapatero’ se convirtió en diana de muchas críticas…
-En este tema he ejercido como periodista y tengo que ser crítico. No todo lo que hizo el PSOE estuvo bien. Acertó en la línea de diálogo. Hay una clave importante en este punto. Cuando entró en el Gobierno Zapatero, Eguiguren se reunió con él y con Rubalcaba. Les contó los encuentros que había mantenido con Otegui en secreto, porque ellos desconocían estas tomas de contacto. El Gobierno decidió que se abriera la etapa de diálogo oficial. Lo intentaron porque si salía bien, lograban la paz y si salía mal, durante un tiempo con la tregua se evitan muertes, y por las experiencias anteriores en la época de José María Aznar o de Felipe González, al romper siempre ETA las negociaciones, salía debilitada y se fortalecía el Gobierno. Exactamente esto fue lo que pasó. Se rompió el diálogo con el atentado en la T4 y Otegui veía que al final el partido Batasuna –que estaba ilegalizado- terminaría muriendo con la banda terrorista por lo que pidió a la banda terrorista que parase y así lo hicieron, y sin pedir nada a cambio. Lo único que logro Otegui es volver a la legalidad constitucional e incluso ha sido premiado con los votos de una parte de la ciudadanía. Al final ETA no consiguió lo que quería, hizo una retirada lo más digna que pudo, nada más.
-Para cerrar definitivamente las heridas, ¿deben reconocer unos y otros que las víctimas tienen los mismos derechos?
-Las víctimas son todas víctimas, sea un familiar de ETA que la guerra sucia mata como venganza, o un guardia civil que mata la banda terrorista en un atentado. Otra cosa es el tema de los victimarios. No se puede poner a la misma altura la actuación de ETA que la del Estado. En cantidad, ETA mata a 850 personas aproximadamente desde 1968, y la guerra sucia mata entre 50 a 60 personas. Ya ves que la diferencia es sensible. Después, ETA ha estado matando hasta el 2011. El 92% de los asesinatos de la banda terrorista se producen en democracia, solo un 8% acontecen durante la dictadura. ¿Estás matando en democracia cuando hay otras vías para alcanzar objetivos? porque hay que recordar que Batasuna estaba legalizado… Usaban el asesinato para hacer palanca, para presionar… ETA fue antidemocrática y estuvo a punto de cargarse la democracia en España porque uno de los argumentos de Tejero para el golpe de Estado, fue precisamente la existencia de ETA. No se puede poner a la misma altura el terrorismo de ETA con la guerra sucia del Estado. Los gobernantes vascos han admitido la culpa, quizás estaría bien que algún día lo haga el Rey, como jefe de Estado. Pero hay que dejar claro que ambas actuaciones no están al mismo nivel aunque el asesinato es siempre injusto y nunca, ni por un lado ni por el otro, debieron suceder.
-Respecto a los casos pendientes de resolver, ¿nos queda aún mucha historia por conocer?
-Se habla de entre 200 y 300 casos pendientes de resolver, pero el problema es que la inmensa mayoría son de los inicios, de los años 70 y 80. La mayoría han prescrito. Lo único que se podría lograr es conocerlos como verdad y justicia. En aquella época no había medios y en el caso de la guerra sucia tampoco había interés. Respecto a los casos recientes, la mayoría se conocen, pero los antiguos -ante la falta de jueces y la saturación en las fuerzas de Seguridad- pues están sin resolver. Eso no debería quedar así, como te decía por verdad y justicia.
-ETA se desarmó bajo la creencia firme de que había dos bandos de lucha armada en el país…
-Eso pensaban. Pero, lo que había es la democracia y la antidemocracia. Ni siquiera era como el caso de Irlanda, donde había la comunidad pobre a la que representaba el IRA y otra rica… aquí no hubo dos bandos, solo uno.
-¿Crees que Sortu, como heredero de la ya disuelta Batasuna, debería reconocer que ETA no debería haber existido?
-Sí, Sortu debería dar ese paso. Una cosa es decir no debería haber víctimas de ETA y otra decir que ETA no debería haber existido, y eso es lo que falta. La autocrítica de la izquierda abertzale sobre la violencia es muy necesaria para que nunca más vuelva el terrorismo a Euskadi.