viernes, octubre 11, 2024
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Cuando Arroyo de la Miel se convirtió en una gran fábrica de papel

En esta ocasión, nuestro paseo por la Historia de Benalmádena se detiene hace algo más de 200 años, en el centro de Arroyo de la Miel, donde se construyó un complejo industrial para la fabricación de papel, génesis de lo que ahora es un núcleo fundamental de nuestro municipio.

A finales del siglo XVIII, la familia malagueña de los Gálvez, siendo José Gálvez ministro de Indias de Carlos III, en un intento de revitalizar su pueblo, consiguió que la Real Fábrica de Naipes de Macharaviaya obtuviera la exclusiva del suministro de naipes para las colonias americanas. Para su producción eligió al prestigioso empresario genovés Félix Solesio, considerado el fundador de Arroyo de la Miel.

Félix Solesio encontró en las tierras que ahora son el corazón de Arroyo de la Miel, el lugar ideal para construir una importante fábrica de papel, gracias a la abundante agua proveniente del manantial natural de la Tajea, conocido popularmente como el Cao. En 1784, decide comprar el cortijo San Carlos para construir seis fábricas de papel para proveer a la factoría de naipes de la localidad de Macharaviaya. Seis años después, en 1790, ya estaban construidos en nuestro municipio los seis molinos papeleros, llegando a contar con toda la infraestructura adecuada. Invirtió en maquinaria, pilas, tinas y demás utensilios que lograsen elaborar un producto de alta calidad, similar al de las fábricas genovesas de donde provenía el empresario.

En la actualidad, podemos visitar los restos del legado que aún se conserva de este capítulo de la memoria de nuestro municipio. El edificio más antiguo de Arroyo de la Miel se encuentra situado junto a la Plaza de España, conocido como La Tribuna. Que formaba parte del complejo de viviendas de los trabajadores de la fábrica de papel. El Ayuntamiento, siguiendo con su línea de recuperación del patrimonio histórico, tiene proyectado la rehabilitación del edificio y su apertura como punto de información turística e histórica de la localidad.

Se trata de un edificio de dos plantas realizado en mampostería, con sillares en las esquinas; aún se conserva la bóveda de la planta baja. En la fachada se pueden observar restos de la decoración almohadillada, tan característicos de otras zonas geográficas, como el norte de Italia. Probablemente, Félix Solesio quiso imitar las construcciones de su ciudad de origen.

También en esta Plaza de España, aún permanece la puerta de acceso al complejo papelero, llamado el Portal de San Carlos. Construido en 1791,  llevaba sobre el dintel el escudo heráldico de la familia Solesio, escudo marmóreo que ahora podemos ver junto al edificio de La Tribuna.

Como ya hemos comentado, fue fundamental la abundancia de agua en Arroyo de la Miel para qué Félix Solesio decidiese construir aquí el complejo papelero. Para transportar el agua, se construyó toda una red de canalizaciones que la llevasen hasta los molinos. Restos de esa infraestructura hidráulica aún se conservan en la nueva Plazoleta de Finale Ligure. Se trata de un pequeño acueducto realizado a través de una serie de arcos de medio punto sobre el que discurría el agua.

Cerca de ahí, bajando por la Avenida las Palmeras, nos encontramos con otra huella de esta etapa de la historia de Benalmádena, conocida como La Fabriquilla, donde se localizaba uno de los seis molinos papeleros.

Técnicamente, el proceso de elaboración del papel en los molinos de San Carlos era casi el mismo que se usaba desde época medieval en toda Europa, típico de una industria papelera artesanal, A través del procedimiento tradicional del machacado de trapos viejos, se dejaban cuajar en tinas con agua antes de ser golpeados por los mazos del batán hasta obtener la pasta celulosa de la que se extraía el papel. Aunque la fábrica papelera de Arroyo de la Miel se quedó en el camino, la provincia de Málaga tuvo gran importancia en la elaboración del papel y sus derivados a partir del siglo XVIII.

Al calor de la puesta en marcha de esta industria papelera, Arroyo de la Miel se desarrolló con gran rapidez, y de la mano vino la construcción de una de las más famosas ventas de la zona que ha estado en uso hasta hace pocos años. Se trata del Ventorrillo de la Perra, situado en el antiguo camino entre Torremolinos y Mijas, que se convirtió en lugar de paso, de disfrute y de descanso. En él, coincidieron personajes de distinta índole, desde viajeros y peregrinos hasta contrabandistas y bandoleros, además de figuras del toreo o la copla, convirtiéndose incluso, en lugar de recreo para las familias de la burguesía malagueña.

Como se puede ver en este paseo por el Arroyo de la Miel de finales del siglo XVIII, nos son pocas las huellas de este ilustre pasado que aún conservamos. Debido a múltiples razones, como el error de cálculo en la demanda o la fabricación fraudulenta de estas cartas en América, la mayor parte de la industria papelera fue desmantelada y en 1803 los bienes de Félix Solesio embargados. A pesar de esto, debemos destacar que Félix Solesio consiguió incluir a nuestro municipio en esta etapa de la Historia de España. Los naipes producidos en Macharaviaya, con papel proveniente de Benalmádena, se encuentran hoy expuestos en museos de todo el mundo, y por supuesto, una Baraja de Naipes Finos de Revesino impresa por Félix Solesio en 1792 se encuentra custodiada por la Biblioteca Pública Arroyo de la Miel en su fondo local.


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