Mientras muchos contribuyentes salen de la resaca del pago del IBI o están en ello y se sumergen en un mar de gastos por el inicio del curso escolar en centros educativos masificados, el concejal de Hacienda, José Muriel, nos revela que las arcas municipales están recaudando mucho menos de lo previsto en los presupuestos municipales a un trimestre de finalizar el año.
Esto que significa, que las alarmas técnicas, las alertas de Subdelegación del Gobierno y las innumerables críticas de la oposición empiezan comprobar a través de documentos que las cuentas hechas por el alcalde, Juan Antonio Lara, no cuadran, ni van a cuadrar.
En concreto, en pregunta plenaria formulada por el PSOE, el Gobierno local de mayoría absoluta del PP en Benalmádena asegura que en materia de plusvalía, en el presupuesto municipal el PP calculó una recaudación del 36.240.528, 09 euros, pero a fecha de agosto de este año, la realidad es que solo se han cobrado 4.363.351,72 euros, en cuanto al impuesto de construcciones, de los 3.700.000 euros certificados por el Gobierno de Benalmádena solo se han ingresado 1.296.653,86 euros, de la tasa de basura prevista en 9.993,251,57 euros, solo hay 2.591.031,62 euros, de las licencias urbanísticas se especificó una recaudación de 2.231.240, 09 euros y a día de hoy solo se han cobrado 135.224,1 euros, la tasa de servicios educativos prevista en 600.832,95 euros ha sumado un total de 162.832.5 euros y el ingreso por multas de tráfico previsto en 2.000.000 de euros, solo ha llegado a 360.544,85 euros.
El cálculo del déficit en lo previsto solo para estos impuestos supera el 80%. Y ahora ¿qué? Pues imaginamos que muchos de los gastos se habrán hecho a cargo del remanente positivo de cien millones que dejó el anterior Gobierno local, pero siendo consientes de que, si no salen las cuentas, si no existe un equilibrio presupuestario, no se podrá concurrir a ciertas subvenciones y beneficios el próximo año, además de liquidar el ahorro municipal.
El alcalde, Juan Antonio Lara, ha decidido hacerlo así y habrá que hacer frente a las consecuencias, máxime si sigue con el objetivo de crear más puestos de personal de confianza que concejales hay en el Ayuntamiento o de contratar asesores externos en empresas municipales como si no hubiera a un mañana, de los que la ciudadanía desconoce tanto sueldo como función.
A lo mejor es el momento en el que el primer edil rinda cuentas a la ciudadanía y diga claramente con documentos, que no comparte en el portal de transparencia, en qué se está gastando el dinero de los benalmadenses de forma pormenorizada ya que el presupuesto se viene modificando y no se está cumpliendo.
Lo que no es de recibo es tener un montón de basura en la puerta de casa y no saber qué contratos hacen por designación directa quienes nos gobiernan, sin conocer la ciudadanía ni méritos, ni experiencia, ni sueldo, ni cargo o función a desempeñar, pero pagando por ello. Tampoco es de recibo, no saber qué pasará con el presupuesto de Benalmádena para este año a tenor de los datos revelados en sesión plenaria. A nadie le amarga una fiesta cuyo presupuesto ha sido incrementado en más del 70%, siempre que no nos toque de forma descarada el bolsillo y encima que los servicios de primera necesidad se conviertan en algo que se envidie al visitar localidades limítrofes.
La “necesidad” del alcalde de Benalmádena, Juan Antonio Lara, por incrementar su número de asesores, designados a dedo, costará al bolsillo del benalmadense más de un millón de euros, a la par que no tendrá seguridad de que se puedan cumplir los proyectos presupuestados ante la realidad de la recaudación. Eso sí, puede pasar como con el plan de empleo para personas vulnerables del municipio, que el alcalde, Juan Antonio Lara, decida de pronto quitarlo para pagar sueldos. Tener mayoría absoluta en un Gobierno no resta dar justificación a la ciudadanía de lo que se hace con su dinero, con su ciudad, al contrario, debería contar con un plus de responsabilidad pública de un equipo de Gobierno al que realmente le importe el bienestar de los benalmadenses.
Gastos controvertidos
La gestión del dinero público realizada por el nuevo Gobierno popular en su primer año de legislatura no ha pasado desapercibida y las críticas de la oposición sobre los gastos «superfluos» vienen siendo una constante.
La compra de banderas por valor de 49.586,76 euros, -también criticadas porque el alcalde las dedica de su puño y letra-, los 11.788,50 euros para el tapizado de sillas, la subvención directa nominativa de 4.119,80 euros al Obispado para que repare el reloj de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán de Benalmádena pueblo “sin ni siquiera conocer previamente cuánto costará el arreglo”, el pago de 6.037,90 euros en cuatro facturas a un asesor externo por un informe de medio folio con faltas ortográficas, el gasto del Puerto Deportivo de Benalmádena en siete días de más de 6.000 euros en comidas de “protocolo”, los gastos en rotulación de vehículos con el polémico nuevo logotipo municipal, el aumento al máximo de puestos de confianza para llegar a 25, una cafetera de casi 500 euros para Alcaldía o la compra de retratos del Rey Felipe VI al Palacio Real, son algunos de los variopintos gastos que han salido a la luz pública en este año de legislatura.
Una buena gestión municipal, no es solo gastar y gastar .
Buscan la eficacia populista y no la eficiencia.
Como siempre, lo pagaremos caro a corto , medio y largo plazo.
La historia de Benalmadena, no deja de ser la misma repetida una y otra vez:
Las derechas crean deficit y la izquierda paga los platos rotos y recupera las arcas del Ayuntamiento.
Se puede contactar, durante toda la época democrática.